LIVINGSTONE.- Durante décadas, las cataratas Victoria, el punto donde el río Zambezi del sur de África se derrama en una cascada de 100 metros de profundidad, han atraído a millones de turistas a Zimbabue y Zambia por sus espectaculares vistas.
Pero la peor sequía en un siglo ha reducido el volumen de las
cataratas, alimentando el temor de que el cambio climático pueda acabar
con uno de los mayores atractivos turísticos de la región.
Aunque
normalmente reducen su volumen durante la estación seca, las
autoridades dijeron que este año se ha producido un descenso sin
precedentes en los niveles de agua.
“En años anteriores, durante
la época seca, no ha llegado hasta este punto. Esta (es) la primera vez
que lo vemos así”, dijo Dominic Nyambe, un vendedor de artesanías para
turistas de unos 30 años frente a su tienda en Livingstone, del lado
zambiano.
“Nos afecta, porque (...) los clientes (...) pueden
ver en Internet (que las cataratas han menguado) (...). No tenemos
tantos turistas”.
Mientras los líderes mundiales se reúnen en Madrid en la COP25 para
discutir formas de detener el catastrófico calentamiento causado por las
emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre, el
sur de África ya está sufriendo algunos de sus peores efectos, con los
grifos sin una gota de agua y unos 45 millones de personas necesitadas
de ayuda alimentaria debido a las malas cosechas.
Zimbabue y
Zambia han sufrido cortes en el suministro eléctrico, ya que dependen en
gran medida de la energía hidroeléctrica de las centrales de la presa
de Kariba, situada en el río Zambezi aguas arriba de las cascadas.
Amplios tramos de esta maravilla natural de un kilómetro de
largo no son más que piedra seca. El flujo de agua es reducido en otras
partes.
Los datos de la Autoridad del
Río Zambezi muestran que el flujo de agua está en su nivel más bajo
desde 1995, muy por debajo del promedio a largo plazo. El presidente de
Zambia, Edgar Lungu, lo ha llamado “un crudo recordatorio de lo que el
cambio climático está haciendo a nuestro medio ambiente”.
Sin embargo, los científicos son cautelosos a la hora de culpar
categóricamente al cambio climático. Siempre hay variaciones
estacionales en los niveles.
Harald Kling, hidrólogo de la empresa de ingeniería Poyry y un
experto en el río Zambezi, dijo que la ciencia del clima trabaja con
décadas, no con años particulares, “así que a veces es difícil decir que
esto se debe al cambio climático porque siempre ha habido sequías”.
Si
se vuelven más frecuentes, entonces es posible empezar a decir: “Está
bien, esto puede deberse al cambio climático”, agregó.
Kling
dijo que los primeros modelos climáticos habían predicho una mayor
frecuencia de años secos en la cuenca del Zambezi, pero que “lo
sorprendente es que (la sequía) sea tan frecuente” (la última sequía fue
hace sólo tres años). A medida que el río se calienta, 437 millones de
metros cúbicos de agua se evaporan cada segundo, dijo.
Esta
semana, en Livingstone, cuatro turistas se encontraron con un abismo en
su mayor parte seco, el cual normalmente está rebosante de agua
espumeante. El estudiante alemán Benjamin Konig se sintió decepcionado.
“Parece que no hay mucha (agua), un puñado de rocas con un poco de agua entre ellas”, dijo.
Richard
Beilfuss, director de la Fundación Internacional de la Grulla, que ha
estudiado el Zambeze durante las últimas tres décadas, cree que el
cambio climático está retrasando el monzón, “concentrando la lluvia en
episodios más copiosos que son mucho más difíciles de almacenar, y con
una temporada seca mucho más larga e insoportable”.
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