CHICAGO.- Es
posible que el presidente Donald Trump haya desconcertado a las
autoridades de Argentina y Brasil cuando anunció en Twitter nuevos
aranceles al acero como castigo por desvalorizar sus monedas. Sin
embargo, la medida revela hasta qué punto el dólar está perjudicando a
los agricultores estadounidenses.
Hay
poca evidencia de que esos países hayan desvalorizado intencionalmente
sus monedas; de hecho, ambos se han estado esforzando por detener la
tendencia, que se ve impulsada en gran medida por la solidez relativa de
la economía de Estados Unidos.
El
maíz estadounidense no se ve afectado por la tensión comercial entre
EE.UU. y China porque la nación asiática no compra mucho. Aún así, las
exportaciones de maíz de EE.UU. han caído 60% este año comercial,
principalmente porque el dólar fuerte hace que sea más caro para los
compradores extranjeros en un momento en que la competencia global se
está volviendo más feroz. El jugo de naranja es otro producto atrapado
en medio del conflicto monetario.
Las
cosechas de los países suramericanos son abundantes y Ucrania se ha
vuelto más productiva a nivel agrícola. Así, los agricultores
estadounidenses se enfrentan a una creciente competencia mundial.
Si
la guerra comercial y los aranceles “desaparecieran mañana, todavía
tendríamos un problema en la agricultura estadounidense; es decir un
dólar fuerte”, dijo Ann Duignan, analista de JPMorgan Chase & Co.,
en una entrevista con Bloomberg TV la semana pasada. “La realidad es que
los chinos comprarán a precios competitivos, no van a pagar por
nuestros productos”.
Entretanto,
Brasil y Argentina han dicho que buscan aumentar el valor de su moneda.
El peso argentino se desplomó este año después de que los resultados
electorales pusieron a un candidato de izquierda en la presidencia.
Brasil ha tratado de apuntalar la caída del real varias veces en el
último mes, y la devaluación ha causado estragos en algunas partes de la
economía.
Pero
la agricultura no es una de ellas. Una moneda local más débil ha
aumentado las ganancias de los cultivos en los últimos años, permitiendo
que productores suramericanos se expandan. Al mismo tiempo, la demanda
de maíz brasileño está aumentando a medida que la propagación de la
peste porcina africana ayuda a impulsar un auge de proteínas.
“Algunos
agricultores brasileños dicen que esta fue una de las mejores
temporadas en términos de rentabilidad”, dijo Tarso Veloso, analista de
ARC Mercosul, con sede en Chicago. “Eso no se debe a los precios de
Chicago”.
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