WASHINGTON.- La
era de Christine Lagarde en el Banco Central Europeo nació apenas hace
una semana, pero estos primeros días generan preocupación porque sus
intenciones políticas podrían socavar la confianza en la institución.
Más
específicamente, se espera que Lagarde use el poder de su nueva
posición para impulsar ideas que las élites europeas prefieren —como una
coordinación fiscal más estrecha— pero que en general preocupan a las
poblaciones más amplias. Usar a un banco central como instrumento para
forzar objetivos políticos controvertidos no es una buena idea, pero
Lagarde parece decidida a llevar al BCE en esta dirección. En una
entrevista la semana pasada con la radio francesa RTL, Lagarde dijo:
"Aquellos
que tienen margen de maniobra, que tienen un superávit presupuestario,
es decir, Alemania, Países Bajos, ¿por qué no utilizar ese superávit
presupuestario e invertir en infraestructura? ¿Por qué no invertir en
educación? ¿Por qué no invertir en innovación para permitir un mejor
reequilibrio?".
Normalmente
es responsabilidad de los funcionarios electos decirle a los alemanes
que no están gastando lo suficiente en escuelas, o a los holandeses que
tienen demasiados baches, no de la presidenta de su banco central
colectivo. ¿La presidenta francesa del BCE dará el siguiente paso y
castigará a Alemania si no gasta en escuelas al nivel que ella considera
apropiado?
Los
banqueros centrales entendieron hace mucho tiempo el riesgo de que
tecnócratas no elegidos hagan tales declaraciones. El movimiento
populista de Europa es, en parte, justamente un bloqueo a este tipo de
exigencias tecnócratas, pero Lagarde corre el riesgo de enardecer aún
más la situación.
En
términos de tasas de interés negativas, la mayoría de los banqueros y
ejecutivos de seguros piensan que son una mala idea porque dañan la base
del sistema financiero. Lagarde sugiere que son una buena idea y que
han mejorado las cosas, como también indicó la semana pasada:
"¿No
estaríamos hoy en una situación de desempleo mucho más alto y una tasa
de crecimiento mucho más baja? Y, ¿no es cierto que, en última
instancia, hemos hecho lo correcto para actuar a favor del empleo y el
crecimiento en lugar de la protección de los ahorradores?"
Sin
embargo, esos ahorradores son a menudo población pobre con escasos
ahorros que carece de las opciones de inversión que tienen los ricos.
Cuando se le preguntó a Lagarde por qué Europa estaba cerca de una
recesión o en recesión, ella respondió que el problema era la cuenta de
Twitter del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no ninguna de
las políticas que Europa ha seguido.
Lagarde
también ha intervenido en los llamados bonos verdes o financiamiento de
deuda para combatir el cambio climático. Ella está a favor de usar el
balance del BCE para comprarlos. Es un objetivo loable, pero político a
pesar de todo.
Si
la política del BCE es aumentar su balance para comprar bonos verdes,
¿puede detenerse alguna vez? ¿Qué sucede cuando la economía europea de
un giro y la inflación se acelere, y el BCE necesite reducir su balance?
¿Puede hacerlo sin ser acusado de poner en riesgo el clima? No es bueno
estar en esta situación en un banco central.
Lagarde
no debería usar el poder y el prestigio del BCE para intimidar a países
miembro e incluirlos en sus prioridades y objetivos. Si continúa,
podría impactar potencialmente a todos los bancos centrales.
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