WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) constató esta
semana en su último informe de Perspectivas Económicas Globales que el
cierre de plantas de montaje de automóviles tiene un mayor impacto
negativo en el desempleo que la desaparición de otro tipo de industrias.
El análisis del FMI se centra en el impacto que el cierre de plantas de
montaje de automóviles tiene en mercados laborales regionales en seis
economías avanzadas, y sugiere que las regiones que sufrieron cierres
tuvieron mayores aumentos del desempleo que otras zonas del mismo país.
Según los analistas de la institución, los datos
"apuntan a efectos significativos y persistentes, incluso tras compensar
las diferencias entre cuota de empleos en la industria de las regiones,
el producto interior bruto (PIB) real inicial, densidad de población y
tasas de dependencia".
La publicación del informe
trimestral del FMI ha coincidido con la huelga que mantienen los casi
50.000 trabajadores de planta de General Motors (GM) en Estados Unidos
para la firma de un nuevo convenio colectivo.
Aunque
la empresa y el sindicato United Auto Workers (UAW), que representa a
los trabajadores de GM, alcanzaron esta semana un principio de acuerdo,
la huelga, que este sábado cumple su día 33, se mantendrá hasta que el
texto sea ratificado por los trabajadores.
Los
trabajadores de GM empezarán a votar este día su aprobación de un
acuerdo que pondría fin a la huelga más larga del fabricante
estadounidense desde 1970, un proceso que se prolongará durante una
semana y que todavía puede deparar sorpresas.
No
sería la primera vez que los trabajadores rechazan un acuerdo alcanzado
por sus representantes sindicales y obligan a la UAW a volver a la mesa
negociadora.
Y es que uno de los puntos más
conflictivos en los tres meses que han durado las negociaciones entre
UAW y GM, y que ha provocado el mes largo de huelga, es precisamente el
cierre de varias plantas de producción en Estados Unidos.
Los trabajadores del sector automotriz en Estados Unidos conocen de
primera mano lo que el último informe del FMI apunta: "Los efectos
significativos y persistentes" sobre el empleo del cierre de las plantas
de montaje de automóviles. Unas consecuencias de las que para muchos es
imposible recuperarse.
Sus representantes sindicales
también son conscientes de que el cierre de plantas provoca un efecto
cascada que repercute en otros sectores, por lo que han mantenido la
huelga durante más de un mes a pesar de que ha supuesto la pérdida de
casi 900 millones de dólares para los trabajadores.
Lo mismo se aplica a los representantes gubernamentales. No en vano, uno
de los puntos más espinosos de la negociación del nuevo tratado
comercial norteamericano, el llamado T-MEC que sustituirá al TLCAN, ha
sido el sector del automóvil.
Los negociadores de
México, Estados Unidos y Canadá pasaron más tiempo ajustando los
detalles del tema automotriz que ningún otro aspecto del T-MEC, y las
negociaciones sobre el sector estuvieron a punto de provocar el fracaso
del acuerdo.
Sólo en Estados Unidos, el sector del
automóvil empleó de forma directa a casi 1 millón de personas en 2017 y
de forma indirecta a 7,3 millones, contando empleos en concesionarios,
fabricantes de componentes, talleres de reparación, etc. El sector
generó ese año en el país ventas de 100.000 millones de dólares.
Así que cuando GM anunció en noviembre de 2018 el cierre de cinco
plantas de producción en Norteamérica, cuatro en Estados Unidos y una en
Canadá, los sindicatos en los dos países montaron una de las mayores
campañas de defensa de los empleos de las últimas décadas.
Al final, UAW ha conseguido que GM cancele uno de los cuatro cierres de
plantas estadounidenses que estaban anunciados. La planta, situada en
Detroit, será reformada para la fabricación de una nueva camioneta
"pickup" eléctrica.
Las otras tres, la planta de
montaje de Lordstown, en el estado de Ohio, y dos en Michigan y Maryland
que producen componentes de la cadena cinemática, cerrarán.
En los casos de los cierres, el análisis del FMI ofrece un ligero rayo de esperanza a nivel macroeconómico.
Los datos recopilados en los cierres de plantas entre 2000 y 2016
indican que "si las regiones de un país eran capaces de reubicar
trabajadores y capital, podrían absorber el impacto" de la desaparición
de miles de empleos en el sector del automóvil.
Para
muchos trabajadores de GM afectados por el cierre de plantas, el FMI
señala lo que ya saben: su mejor oportunidad de volver a encontrar
trabajo es mudarse. Otra vez.
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