SANTIAGO.- Una desigualdad social
crónica, bajas pensiones, alzas en las tarifas del Metro, la
electricidad, los costos de la salud; sonados casos de corrupción en la
Policía y el Ejército y una creciente criminalización del movimiento
estudiantil incubaron un cóctel que alentó las mayores protestas
sociales en décadas en Chile.
- Desigualdad crónica -
Ni su elogiada política macroeconómica ni ser el país con
el ingreso per cápita más alto de América Latina (superior a 20.000
dólares), libran a Chile de ser uno de los países con la mayor
desigualdad social de la región.
La fractura social entre una
robusta clase alta, concentrada en una veintena de familias, y el resto
de la población que hasta ahora se conformó con el acceso al consumo
mediante un alto endeudamiento, está en el ADN de las masivas protestas
sociales en Chile.
#Chiledesperto se transformó en la máxima
tendencia de este sábado en Twitter, uniendo miles de mensajes que
reflejan la rabia contenida por años.
"Hay cada vez más personas
que independientemente del nivel de ingresos se siente fuera del pacto
social", explica Marcelo Mella, analista político de la
Universidad de Santiago.
- Sistema de pensiones y salud -
El
sistema de pensiones -una herencia de la dictadura de Augusto Pinochet
(1973-1990), que pionero en establecer la capitalización absolutamente
individual de los trabajadores, algo elogiado por los neoliberales-
encabeza la larga lista de demandas.
Las pensiones en su mayoría
se ubican por debajo del sueldo mínimo, que ronda los 400 dólares,
mientras las llamadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que
acumulan millonarias ganancias cada año, indignan a los chilenos.
Un
año atrás, el presidente Sebastián Piñera envió al Congreso una reforma
al sistema para establecer el aporte del 4% del salario por parte del
empleador, por años excluidos del sistema.
- Alzas en servicios básicos -
Las
"evasiones masivas" coordinadas en el Metro de Santiago a través de las
redes sociales en la última semana, que desembocaron en las violentas
protestas del viernes, fueron en rechazo al aumento en la tarifa de la
hora punta, que subió 30 pesos chilenos quedando en unos 1,17 dólares.
Pero
el alza en el precio del Ferrocarril metropolitano, que transporta a
diario casi tres millones de personas, se sumó a otras subas.
A
principios de octubre, el gobierno aumentó 10,5% las tarifas de luz, en
tanto no ha logrado una baja en el valor de los medicamentos, de los
más altos de la región, mientras un sistema de salud privado cubre solo
el 60% del valor de las prestaciones, deja afuera a ancianos y es tres
veces más caro para las mujeres.
- Escándalos de corrupción -
Otro
polo de descontento social es una escalada en los casos de corrupción,
en una sociedad que años atrás se vanagloriaba de su transparencia.
Instituciones
hasta ahora incuestionables, como el Ejército y la Policía de
Carabineros -acusada de desviar casi 40 millones de dólares desde 2006-
están sometidas a sendos procesos por corrupción, que en el caso del
Ejército tiene procesados a dos de sus últimos comandantes en jefes.
La
justicia ha perseguido también a algunas empresas, como la papelera
CMPC, que acordó el pago de una gigantes compensación tras aceptar
coludirse con otros compañías para subir el valor del papel higiénico.
- Criminalización de movimientos estudiantiles -
Fortalecido
en 2011 gracias a multitudinarias manifestaciones callejeras que
pusieron a temblar al primer gobierno de Piñera (2010-2014), el
movimiento estudiantil de Chile denuncia una campaña para desprestigiar
su lucha.
El gobierno logró aprobar en el Congreso una ley que
permite expulsar de los colegios a aquellos estudiantes involucrados en
desórdenes graves y busca ahora aprobar una normativa para establecer un
control preventivo de identidad desde los 14 años.
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