SANTIAGO.- El presidente chileno,
Sebastián Piñera, anunció este sábado la suspensión del alza en la
tarifa del metro de Santiago, origen del estallido social que diezmó al
ferrocarril metropolitano pese al "estado de emergencia" que sacó a los
militares a la calle por primera vez desde el retorno a la democracia en
1990.
"Quiero anunciar hoy día que vamos a suspender el alza de
los pasajes del metro", dijo el mandatario, en un mensaje en el palacio
presidencial de La Moneda, en momentos que las protestas se extendían en
varios puntos de la capital.
En el marco del estado de emergencia, las autoridades
decretaron toque de queda en Santiago a partir de las 01:00 GMT del
domingo.
Tanquetas del Ejército y efectivos fuertemente armados se
desplegaron en la céntrica Plaza Italia de Santiago, para hacer frente a
violentas manifestaciones que estallaron el viernes tras el aumento de
la tarifa del metro, de 800 a 830 pesos, pero que después se hicieron
eco de varias antiguas demandas sociales, en un país con una alta
desigualdad social.
Decenas de manifestante rodearon las tanquetas
y algunos les enrostraron a los efectivos militares fotografías de
detenidos desaparecidos durante la pasada dictadura de Augusto Pinochet
(1973-1990)
"Nos cansamos, ya fue suficiente. Nos cansamos de que
nos metan el dedo en la boca y que los políticos hagan lo que lo que
quieren y viven de espalda a toda la realidad", alega Javiera Alarcón,
socióloga, de 29 años, que protestaba en el frontis del palacio
presidencial, cercado por un fuerte contingente de policías y el
tránsito de tanquetas militares.
Sin embargo, al menos cinco
autobuses del transporte público fueron quemados el sábado en el centro
de Santiago, lo que llevó a la empresa a anunciar la suspensión temporal
de todo el servicio, dejando a sus siete millones de habitantes
prácticamente sin transporte público al estar también paralizado el
metro.
Un vagón del metro y
varias estaciones fueron otra vez atacadas en esta nueva jornada de
furia. En total, 78 estaciones han sido atacadas estos últimos dos días,
con una extendida rabia expresada por los manifestantes.
"No me
gusta la violencia ni que rompan todo, pero de repente tienen que pasar
estas cosas para que dejen de burlarse de nosotros y meternos el dedo en
la boca, subiendo sin freno todo menos los sueldos y todo para que los
ricos de este país sean más ricos", dice Alejandra Ibánez, 38 años,
vendedora de muebles, de San Miguel.
En otras ciudades, como Concepción y Valparaíso, también
hubo protestas. En el vecino puerto de San Antonio, ardió un
supermercado.
En Santiago, en comunas como Ñuñoa y Providencia,
los vecinos salieron pacíficamente a las calles para hacer sonar sus
ollas y sartenes.
"La gente está cansada, está harta y ya no tiene miedo", afirmó por su parte Francisco Vargas, un empleado de 33 años.
Piñera
expresó comprensión por las protestas, reconociendo que hay "buenas
razones para hacerlo", pero llamó a "manifestarse pacíficamente" y
señaló que "nadie tiene derecho para actuar con la brutal violencia
delictual de aquellos que han destruido, incendiado o dañado más de 78
estaciones del Metro de Santiago".
Bajo
gritos de "basta de abusos" y con la consigna en redes sociales
"ChileDespertó", el país enfrenta las peores revueltas sociales en
varias décadas, que arrancaron por el alza de 800 a 830 pesos (unos 1,17
dólares) en las tarifas de hora punta del metro.
Pero pronto derivaron en reclamos contra un modelo económico donde el
acceso a la salud y la educación es prácticamente privado, contra la
desigualdad social, las bajas pensiones y el alza de los servicios
básicos, entre otras demandas, con una fuerza que ha descolocado al
gobierno del derechista Piñera, que sólo días antes había afirmado que
Chile era una especie de "oasis" en la región.
La "perplejidad y
el aturdimiento, la sorpresa del gobierno frente a esta explosión social
nos tiene que hacer reflexionar por la calidad de los organismos de
inteligencia; la sensación es que el gobierno tuvo una reacción
demasiado lenta", dijo el analista de la Universidad de
Santiago, Marcelo Mella.
Una fotografía de Piñera
comiendo pizza con su familia en un restaurante de Santiago en el mismo
momento que la capital ardía, azuzó aun más la furia en un país con un
largo historial de protestas violentas pero que en los últimos años se
mantenía en relativa calma.
Convocados
inicialmente por redes sociales bajo la consigna
#EvasionMasivaTodoElDia en rechazo al alza del pasaje del metro,
principalmente estudiantes se congregaron a lo largo de Santiago para
continuar las manifestaciones con una violencia inusitada que derivó en
saqueos y ataques incendiarios a infraestructura vial.
En medio de las protestas, el gobierno anunció las suspensión de clases en los colegios de varias comunas de Santiago el lunes.
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