BRUSELAS.- Los líderes europeos han logrado un acuerdo para el reparto de altos
cargos de la Unión Europea que sitúa a la conservadora alemana Ursula
von der Leyen como nueva presidenta de la Comisión Europea y también a
la francesa Christine Lagarde al frente del Banco Central Europeo (BCE).
El acuerdo también otorga al ministro de Asuntos Exteriores español,
Josep Borrell, la jefatura de la diplomacia europea, mientras que el
primer ministro belga, Charles Michel, se hará con la presidencia del
Consejo europeo.
Quién es Lagarde
Lagarde, gran conocedora del mundo de los negocios en Estados Unidos por su experiencia profesional y del sistema financiero internacional como directora del FMI en los últimos ocho años, será la próxima presidenta del Banco Central Europeo (BCE).
Quién es Lagarde
Lagarde, gran conocedora del mundo de los negocios en Estados Unidos por su experiencia profesional y del sistema financiero internacional como directora del FMI en los últimos ocho años, será la próxima presidenta del Banco Central Europeo (BCE).
Lagarde, liberal convencida se convirtió en 2011 en la primera mujer al
frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) al sustituir a Dominique
Strauss-Kahn, otro antiguo ministro francés que tuvo que dimitir
enfangado en un escándalo sexual, y será de nuevo pionera reemplazando
al italiano Mario Draghi en el BCE.
Una institución en la que por ahora sólo hay dos mujeres
entre los 25 integrantes de su órgano máximo, el consejo de
gobernadores.
Nació hace 63 años en París y estudio Derecho y Ciencias Políticas.
Empezó a dedicarse a la abogacía en la capital francesa en 1981
contratada por Baker McKenzie. En esa firma internacional trabajó como
especialista en cuestiones laborales, de competencia y de fusiones y
adquisiciones.
Fue escalando en la jerarquía ya
instalada en Estados Unidos: entró en 1995 en el comité ejecutivo de
este bufete estadounidense, cuatro años después pasó a ser su presidenta
y en 2004 responsable del comité estratégico.
En
junio de 2005 dejó la empresa privada para entrar en el Gobierno del
conservador francés Nicolas Sarkozy, primero en la cartera del Comercio
Exterior y dos años después como ministra de Economía y Finanzas.
Como responsable francesa de Finanzas -era la primera mujer en ese
puesto- presidió el Ecofin en el segundo semestre de 2008 y luego el G20
durante la presidencia de su país en 2011.
Para
evitar que Francia perdiera un puesto internacional tan relevante como
el de director del FMI ante el escándalo de Strauss-Kahn, Sarkozy la
propulsó para reemplazarlo en julio de ese año y desde entonces pocos
son los que han lamentado públicamente su decisión.
Cuando terminó su primer mandato cinco años después, tras haber
intervenido en primera línea en la gestión de las crisis de la deuda en
la zona euro, fue reelegida por consenso, sin que ningún otro candidato
se hubiera presentado.
No fue siquiera un obstáculo
el hecho de que unos meses después tuviera que sentarse en el banquillo
en Francia por su responsabilidad como ministra en 2008 en la atribución
de una indemnización multimillonaria al controvertido empresario
Bernard Tapie.
Precisamente ese juicio a finales de
2016, con una peculiar condena por negligencia, pero exenta de pena, es
la principal mancha de su biografía pública.
Los
magistrados del Tribunal de Justicia de la República, una instancia
especial para juzgar a miembros del gobierno o exministros por delitos
cometidos en el ejercicio de sus funciones, decidieron no imponerle
ninguna sanción teniendo en cuenta su "personalidad" y su "reputación
internacional".
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