LONDRES.- Acaban
justo de publicar el segundo informe sobre la Carta de las Mujeres en
las Finanzas, una iniciativa patrocinada por el Ministerio de Hacienda
del Reino Unido para abarcar el desequilibrio en los equipos ejecutivos
senior de las firmas financieras. La buena noticia es que se ha mejorado
en el último año. La mala noticia es que aún falta mucho por recorrer
para que la industria cumpla con los propios objetivos que ha
determinado.
De
los 123 signatarios de la carta, 45 por ciento cumplió con sus
objetivos de representación femenina en la alta dirección para finales
de septiembre, mientras que 42 por ciento indicó que iba por buen
camino. Sin embargo, 10 por ciento informó que probablemente incumpliría
sus objetivos y el 3 por ciento restante sencillamente no entregó
información alguna. ¿Por qué firmar una carta y luego no reportar los
pasos que está dando?
De
las 67 firmas que aún tenían camino por recorrer, la proporción de
altos cargos ocupados por mujeres aumentó a un promedio de 31 por ciento
el año pasado, a partir de 29 por ciento en 2017.
El informe pronostica
que les tomará tres años cumplir con el promedio objetivo de 38 por
ciento, si continúan al ritmo actual de progreso. Es un condicional muy
grande.
No
obstante, lo más preocupante es que más de una cuarta parte de todas
las firmas encuestadas no mejoraron el equilibrio de género en todo el
año.
La
mayoría de los grupos de la industria en la encuesta aumentó el
porcentaje de mujeres en cargos directivos. Sin embargo, los bancos de
inversión y las administradoras de activos permanecen en la parte baja
de la clasificación de las firmas que aún les falta mucho por hacer.
Para
la industria de administración de fondos en particular, esta baja
posición presenta un problema en un momento en que los inversionistas
instan cada vez más a las compañías a incrementar sus rangos de gerentes
mujer.
Es más que un poco hipócrita por parte de los administradores de
activos que señalen con el dedo cuando se esfuerzan por incluir temas
ambientales, sociales y de gobernanza en sus decisiones de inversión, y
sus casas están lejos de estar en orden.
Una
solución que motivaría a las firmas a mejorar su equilibrio de género
sería vincular el salario ejecutivo con los objetivos.
Tal y como lo he
argumentado previamente, una de las mejores maneras de evitar que los
gerentes hombre asciendan únicamente por el cargo que ocupan es
castigándolos financieramente cuando no logran ir más allá, con la milla
extra.
Los
signatarios de la carta que ofrecen a sus gerentes salarios vinculados
al desempeño deben prometer incluir la diversidad de género en la manera
en que se mide la compensación. Cerca de un tercio de las 96 firmas
implicadas dice que este vínculo ha sido efectivo.
"Es
aún muy pronto para analizar realmente el impacto de este principio de
la Carta", indica el informe. Los autores tienen razón. Al hacer que la
remuneración de los que pueden hacer algo para mejorar el equilibrio de
género dependa más de este cambio, daría vida al palo financiero con el
cual golpear a los reacios. Las acciones, y no las palabras, están en
déficit cuando se trata de la falta de mujeres en altos cargos en el
sector financiero.
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