WASHINGTON.- Washington despidió este miércoles con un funeral de Estado al expresidente de EEUU George H.W. Bush (1989-1993),
quien fue homenajeado con una emotiva ceremonia oficiada en la Catedral
Nacional a la que acudieron líderes políticos y miembros de la realeza
de distintos lugares del mundo.
Después de que miles de ciudadanos pasaran a lo largo de los dos últimos días por la capilla ardiente instalada en el Capitolio para
presentar sus respetos, una comitiva fúnebre trasladó este miércoles el
féretro del exmandatario a la catedral, donde su familia aguardaba su
llegada.
Poco antes de que diera inicio la ceremonia, el presidente Donald Trump y su esposa, Melania, se sentaron en primera fila del templo junto a los expresidentes demócratas Barack Obama
(2009-2017), Bill Clinton (1993-2001) y Jimmy Carter (1977-1981), que
asistieron a la homilía con sus respectivas esposas, Michelle, Hillary y
Rosalynn.
La llegada del actual inquilino de la Casa Blanca ofreció el único resquicio para la polémica de
la jornada puesto que mientras que Obama y su esposa Michelle le dieron
cordialmente la mano, Bill y Hillary Clinton, ubicados a medio metro de
distancia, no hicieron ningún esfuerzo por saludarles.
También asistieron a las exequias la canciller alemana, Angela Merkel, el rey Abdalá II de Jordania,
el príncipe Carlos de Inglaterra, el presidente polaco, Andrzej Duda, y
los exmandatarios de Polonia Lech Walesa, de México Carlos Salinas, y
de Reino Unido, John Major, entre otros.
A
las 11.00 hora local (16.00 GMT) dio comienzo el servicio fúnebre,
oficiado por el reverendo Russell J. Levenson, amigo de la familia Bush.
A continuación, tomaron la palabra la nieta del exmandatario Jenna Bush Hager, el biógrafo presidencial Jon Meacham, el ex primer ministro de Canadá Brian Mulroney y el exsenador republicano Alan Simpson.
Todos ellos recordaron el carácter afable del 41º presidente de EEUU,
fallecido el pasado viernes a los 94 años de edad, y destacaron su
papel como hombre de Estado en un momento clave de la historia del país,
marcado por el fin de la Guerra Fría.
"Cuando George Bush era presidente de Estados Unidos, todos los jefes de Estado del mundo sabían que estaban tratando con un caballero, con un líder genuino; uno bien asentado, decidido y valiente", aseguró Mulroney.
El último en elogiar al otrora mandatario fue su propio hijo, el también expresidente George W. Bush (2001-2009).
Visiblemente emocionado, Bush puso de relieve el carácter optimista de su padre y aseguró que lo que más le gustaba hacer era reirse, "sobre todo de sí mismo".
El
republicano comentó que fue su progenitor quien le enseñó lo que
significa ser presidente y aseguró que siempre se esforzó para dejar un
mundo mejor.
Para ello, dijo, se rigió por valores como la "honestidad", el "honor" y la ética de trabajo, sin olvidar que no siempre se puede ganar.
"En
la victoria, compartía el mérito. Cuando perdía, cargaba con la culpa.
Aceptaba que el fracaso es parte de un vida plena", dijo Bush en un
aparente guiño a la derrota sufrida por su padre en las elecciones de
1992, que le impidió ejercer un segundo mandato.
El
exmandatario consiguió terminar su discurso justo antes de que las
lágrimas le impidieran proseguir al recordar que, a partir de ahora, su padre podrá descansar junto "al amor de su vida", su esposa Barbara Bush, cuyos restos reposan desde abril pasado en la Biblioteca Bush situada en la localidad de College Station (Texas).
Al
concluir la ceremonia, el féretro fue trasladado a la base aérea de
Andrews, donde aguardaba el avión presidencial para trasladarlo de
vuelta a Texas, donde el jueves recibirá el último adiós de su familia.
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