lunes, 8 de marzo de 2021

Las economías petroleras del golfo, ante el dilema de colaborar o competir


DUBÁI.- La búsqueda de competitividad más allá del sector energético por parte de las monarquías petroleras del golfo Pérsico se enfrenta a una encrucijada entre el camino de la cooperación o el de la competición, ante la crisis del oro negro, según algunos analistas.

Por un lado, la reciente reconciliación entre Qatar y varios de sus países vecinos, que habían impuesto un bloqueo a Doha durante más de tres años, ha sido interpretada desde un prisma económico regional más que diplomático; pero algunas leyes aprobadas por Arabia Saudí, el grande de la zona, apuntan en sentido contrario.

Las economías del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Baréin y Omán) "están significativamente concentradas en el sector de los hidrocarburos, lo que conlleva una alta volatilidad en la actividad económica relacionada por las variaciones en los precios de estos", señala el director de Sovereign Rating, Trevor Cullinan.

Cullinan advierte que "la rigidez de la tasa de cambio y el entorno natural" de los países del golfo dificultan "el crecimiento orgánico del sector manufacturero que han experimentado otros países dependientes de los hidrocarburos que se han diversificado".

"Hasta ahora, ha habido un significativo éxito con las actividades derivadas, pero más allá del petróleo y el gas, no está claro cuáles son las ventajas competitivas de la región", sostiene.

Varsha Koduvayur, investigadora de la Fundación para la Defensa de la Democracia, considera que los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) "pueden intentar, hasta cierto punto, trabajar juntos y complementarse unos a otros especializándose en determinados sectores".

En un paso hacia este enfoque cooperativo, el pasado mes de enero los miembros del CCG firmaron la Declaración de Al Ula, con la que pusieron fin al aislamiento diplomático, comercial y de transporte que Arabia Saudí, Emiratos y Baréin, junto con Egipto, habían impuesto a Qatar desde junio 2017.

Aunque el conflicto con Doha tiene raíces políticas, muchos ven en esta decisión un gesto económico destinado a aliviar los problemas causados por el bloqueo en la pequeña región en la que todos los vecinos son interdependientes.

La celebración de la Copa del Mundo de Fútbol el año que viene en Qatar generará un boom turístico en este diminuto país que puede repercutir en las demás naciones fronterizas, aunque estas no necesariamente tienen capacidad para gestionar un gran flujo de turistas.

En sentido contrario y en un intento de diversificar su economía, Arabia Saudí dio recientemente un ultimátum a las compañías e institutos comerciales: dejará de contratar a aquellos que no tengan su sede regional en el reino, ya que tradicionalmente las empresas se han establecido en Emiratos.

Está por verse cuán efectiva será esta medida, que busca atraer inversiones extranjeras y que Arabia Saudí se convierta en un nuevo "hub" regional, y hasta qué punto puede ser implementada de forma estricta.

"No estoy seguro de que los líderes de los Estados del golfo estén interesados en un modelo cooperativo, frente a la merma de los ingresos petroleros y al agotamiento más rápido de lo deseado de las reservas. La competitividad va a crear con seguridad una lucha entre los países", pronostica Koduvayur.

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