HONG-KONG.- Mientras Washington y Pekín discuten por la pandemia del coronavirus,
una disputa de largo plazo entre las dos potencias del Pacífico llega a
un punto de inflexión, en la medida en que Estados Unidos despliega
nuevas armas y estrategias en un intento de cerrar la gran distancia que
le separa de China en cuanto a misiles se refiere.
En las últimas décadas, Estados Unidos ha permanecido en gran medida
pasivo mientras China ampliaba considerablemente su poder de fuego.
Ahora, tras haberse librado de las limitaciones de un tratado de control
de armas de la época de la Guerra Fría, del gobierno de Donald Trump
está planeando desplegar misiles de crucero de largo alcance que se
lanzan desde tierra en la región de Asia y el Pacífico.
El
Pentágono tiene la intención de armar a sus infantes de marina con
versiones del misil de crucero Tomahawk, que ahora llevan los barcos de
guerra estadounidenses, de acuerdo con las solicitudes de presupuesto de
la Casa Blanca para el año 2021 y el testimonio en el Congreso en marzo
de altos mandos militares estadounidenses. Además, está acelerando las
entregas de sus primeros proyectiles antibuques de largo alcance en
décadas.
En declaraciones a Reuters sobre los últimos pasos de
Estados Unidos, Pekín instó a Washington a “ser prudente en palabras y
obra” y a “dejar de mover piezas de ajedrez en la región” y a “dejar de
tensar sus músculos militares en torno a China”.
Los movimientos
de Estados Unidos están dirigidos a contrarrestar la abrumadora ventaja
de China en misiles de crucero y balísticos en tierra. El Pentágono
también pretende reducir la ventaja de China en lo que los estrategas
llaman la “guerra de alcance”.
El
Ejército Popular de Liberación (EPL), el ejército chino, ha acumulado
una enorme fuerza de misiles que en su mayoría superan a los de Estados
Unidos y sus aliados regionales, según altos comandantes estadounidenses
y asesores estratégicos del Pentágono, que han advertido de que China
tiene una clara ventaja en estas armas.
En un cambio radical de
táctica, los infantes de marina (Marines) unirán fuerzas con la Armada
de Estados Unidos para atacar a los buques de guerra del enemigo.
Unidades pequeñas y móviles de los marines, armadas con misiles se
convertirán en asesinos de barcos.
En un conflicto, estas
unidades se dispersarán en puntos clave del Pacífico Occidental y a lo
largo de la llamada primera cadena de islas -que va desde el
archipiélago japonés, a través de Taiwán, las Filipinas y hasta Borneo,
rodeando los mares costeros de China-, dijeron los comandantes.
Altos
mandos militares estadounidenses explicaron las nuevas tácticas al
Congreso en marzo, en una serie de audiencias sobre el presupuesto.
El
comandante de la Infantería de Marina de Estados Unidos, el general
David Berger, dijo a la Comisión de Servicios Armados del Senado el 5 de
marzo que pequeñas unidades de marines armadas con misiles de precisión
podrían ayudar a la Armada de Estados Unidos a obtener el control de
los mares, particularmente en el Pacífico Occidental.
“El misil Tomahawk es una de las herramientas que nos va a permitir hacerlo”, dijo.
El
Tomahawk -que adquirió fama por primera vez durante la Guerra del Golfo
de 1991- ha sido llevado en buques de guerra estadounidenses y
utilizado para atacar objetivos terrestres en las últimas décadas. Los
infantes de marina podrían probar el misil de crucero hasta 2022, con el
objetivo de ponerlo en funcionamiento al año siguiente, dijeron altos
comandantes del Pentágono.
Al principio, un número relativamente
pequeño de misiles de crucero terrestres no cambiará el equilibrio de
poder. Pero el cambio enviaría una fuerte señal política de que
Washington se prepara para competir con el enorme arsenal de China,
según altos estrategas de Estados Unidos y otros países occidentales.
A
largo plazo, un mayor número de estas armas combinadas con misiles
similares japoneses y taiwaneses supondrían una seria amenaza para las
fuerzas chinas, dicen. La mayor amenaza inmediata para el Ejército de
Liberación Popular viene de los nuevos misiles antinaves de largo
alcance que ahora están en operación en los aviones de ataque de la
Armada y la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
“Los estadounidenses
están recuperándose con firmeza”, dijo Ross Babbage, ex alto funcionario
de defensa del gobierno australiano y ahora académico no residente del
Centro de Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias, un grupo de
investigación de seguridad de Washington.
“Para 2024 o 2025
existe un serio riesgo para el Ejército de Liberación Popular de que sus
desarrollos militares queden obsoletos”, añadió.
Un portavoz militar chino, el coronel mayor Wu Qian, advirtió en
octubre pasado de que Pekín “no se quedaría de brazos cruzados” si
Washington desplegaba misiles terrestres de largo alcance en la región
de Asia y el Pacífico.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de
China acusó a Estados Unidos de apegarse “a su mentalidad de Guerra
Fría” y de “incrementar constantemente el despliegue militar” en la
región.
“Recientemente, Estados Unidos ha empeorado,
intensificando su búsqueda de la llamada ‘estrategia indopacífica’ que
busca desplegar nuevas armas, incluyendo misiles de alcance intermedio
lanzados desde tierra, en la región de Asia-Pacífico”, dijo el
ministerio en una declaración. “China se opone firmemente a
eso”.
El portavoz del Pentágono, el teniente coronel Dave
Eastburn, dijo que no comentaría las declaraciones del gobierno chino o
del EPL.
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