MADRID.- La
pandemia del coronavirus ha aumentado la pobreza en todo el país,
poniendo en peligro algo tan básico como la adquisición de comida, lo
que se refleja en el incremento del 30 % de las entregas que hace el
Banco de Alimentos de Madrid, hasta llegar a niveles "que ni siquiera se
vieron en la crisis del 2008".
Alrededor
de 190.000 madrileños subsisten gracias a esta organización benéfica,
frente a los 130.000 de finales de 2019, con productos distribuidos a
través de 517 entidades solidarias, mientras otras 40 asociaciones
aguardan para recibir su ayuda.
"Se
trabaja sin descanso porque el hambre no espera", cuenta Mila
Benito, directora de comunicación del Banco de Alimentos de Madrid,
quien sostiene que la situación "es de necesidad muy extrema", dejando
estampas que hacía décadas que no se veían en la región.
Según
sus datos, uno de cada seis habitantes de la Comunidad de Madrid
estaban en 2019 en situación de pobreza, en mayor o menor grado. Lo peor
es, añade, que esos ciudadanos han pasado, en su mayoría, al siguiente
grupo de necesidad.
Así,
en la actualidad algo más de 700.000 las personas están en situación de
pobreza moderada (es decir, pueden pagar su alimentación, pero eso les
impide abordar otros gastos primarios); medio millón de madrileños
tienen pobreza severa, con menos de 355 euros mensuales por unidad de
consumo; y 213.000 sufren privación material severa.
Los
ERTE y las dificultades surgidas durante el confinamiento han provocado
un incremento de los "nuevos pobres", es decir, personas que trabajan
pero que tienen ingresos tan bajos que no pueden llegar a final de mes, y
que habitualmente optan por reducir la alimentación.
También
la tercera edad empieza a entrar en el circuito de la escasez, aunque
moderada, debido a sus bajos ingresos y a haber perdido sus ahorros con
motivo de la crisis de 2008, en la que muchos tuvieron que ayudar a sus
familias.
Asimismo,
ha crecido la necesidad en los hogares monoparentales y los
inmigrantes, dos colectivos que "lo están pasando muy mal".
Ante este aumento de pobreza, el Banco de Alimentos de Madrid ha pasado de distribuir 1,4 millones kilos de comida a 1,9.
Como
consecuencia, lamenta Benito, los almacenes se quedaron desprovistos en
pocas semanas, lo que motivó a la entidad a convocar una Operación kilo
especial COVID-19, a través de internet, con la que recolectaron 1.300
toneladas de comida, que supone "un respiro" para todos.
La
respuesta fue tan buena que ya están organizando otra iniciativa
similar, aunque dirigida a empresas; y han dejado abierta la opción de
hacer donaciones (a partir de cinco euros) en su página web, porque
vaticinan que "no se ha llegado al pico" de peticiones de ayuda.
También
esta crisis sanitaria ha obligado a modificar la propia estructura del
Banco de Alimentos, que vio cómo muchos de sus más de 200 voluntarios
tuvieron que apartarse de su labor, por tener más de 60 años y formar
parte del colectivo de riesgo.
Solo
hizo falta un llamamiento para que decenas de jóvenes les tomaran el
relevo y se apuntaran para echar una mano en todas las labores.
Álvaro
de Pablos, de 29 años, es uno de los voluntarios que desembarcó en la
ONG el 1 de abril, recién llegado de Reino Unido, y desde entonces
colabora de lunes a domingo llevando cerca de 500 bolsas con comida a
diferentes entidades benéficas de todo Madrid.
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