domingo, 26 de abril de 2020

El sorprendente agujero en el ozono del Ártico empieza a cerrarse gracias al calor



BARCELONA.- A finales de marzo surgió un fenómeno extraordinario que dejó a la comunidad científica totalmente descolocada. Se detectaba un agujero de enormes dimensiones en la capa de ozono en el Polo Norte (Ártico). 

A principios de abril la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) confirmó su existencia empleando datos del satélite Sentinel-5P de Copernicus. Aunque, no era un fenómeno aislado porque ya se habían producido ‘miniagujeros’ sobre el polo norte en otras ocasiones, si era inédito su tamaño (un millón de kilómetros cuadrados) y su duración.
La principal teoría que explica su formación pasa por unas condiciones atmosféricas poco habituales. Según los científicos, unas temperaturas inusualmente gélidas en la estratosfera han hecho que se desplomen los niveles y se abra este agujero en la capa de ozono. 
Normalmente las temperaturas mínimas en el Ártico tiende a ser menores que en la Antártida porque no se alcanzan niveles tan extremos. Pero, este año unos potentes vientos alrededor del polo norte atraparon aire frío, este fenómeno se conoce como ‘vórtice polar’.
Ahora, después de un mes, este agujero se ha cerrado. El motivo de su desaparición no tiene nada que ver con la reducción de la contaminación que ha permitido el confinamiento, sino más bien a un ‘ola de calor’, según se narra en La Vanguardia.
Según el equipo del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de la red europea Copernicus, el agujero no volverá a formarse, a pesar de que está previsto que el ‘vórtice polar’ vuelva a reforzarse en los próximos días.
Durante los meses de invierno, cuando las temperaturas suelen ser extremadamente frías, ambos polos sufren un agotamiento del ozono. Para que se forme un agujero de ozono se deben alcanzar temperaturas por debajo de -80 °C, luz solar, campos de viento y sustancias como los clorofluorocarbonos (CFC).
Este año unos potentes vientos alrededor del polo norte atraparon aire frío en lo que se conoce como un “vórtice polar”: un ciclón de vientos estratosféricos.
”Es muy inusual que ocurra una reducción del ozono tan fuerte en el hemisferio norte, pero el vórtice polar de este año fue excepcionalmente fuerte y persistente, y las temperaturas fueron lo suficientemente bajas como para permitir la formación de nubes estratosféricas durante varios meses” apunta Antje Inness.
En una crónica publicad el 27 de marzo en la página en internet de la revista Nature , Alexandra Witze indicaba, mencionando a diversos expertos, que el gran agujero en la capa de ozono detectado ahora es “probablemente” el más grande conocido hasta la fecha en el Ártico”.
La revista científica Nature, que normalmente no puede ser acusada de sensacionalista, incluye en el titular de esta información las palabras “raro” y “grande” para referirse al agujero de ozono en el ártico.
 

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