PARÍS.- El presidente francés
quiere que la Unión Europea controle las fronteras del espacio Schengen y
prohíba el acceso a los países muy infectados o camino de serlo. Emmanuel Macron ha suscitado además una reunión el lunes por videoconferencia de los líderes del G-7.
El
primer ministro, Édouard Philippe, anunció que las reuniones de más de
100 personas quedan prohibidas en Francia. En consecuencia, el Museo del
Louvre, el Palacio de Versalles, el museo d'Orsay, el Centro Pompidou,
el cabaret Moulin Rouge o el parque de atracciones de Eurodisney
cerraron sus puertas hasta nueva orden. Se mantienen las misas y las elecciones municipales.
Macron
trata de que la UE tome la iniciativa en la crisis para evitar que cada
país aplique a su guisa medida de control. Las fronteras es un buen
ejemplo. El jueves, Hungría y Austria limitaron las llegadas desde
Italia. Y Eslovaquia y la República Checa anunciaron el cierre casi
total de sus fronteras. Eslovenia, por su parte, instauraba controles
sanitarios en las suyas.
El presidente de la República lo anticipó el jueves por la noche en su alocución televisada a la nación: "Tendremos que adoptar sin duda medidas de control y cierres de fronteras pero habrá que hacerlo cuando sea pertinente
y habrá que hacerlo como europeos, a escala europea puesto que en esta
escala hemos construido nuestras libertades y nuestras protecciones".
La cita finalizaba un párrafo de su discurso que empezaba señalando una de las trampas a evitar: "El repliegue nacionalista. El virus no tiene pasaporte.
Debemos unir nuestras fuerzas (...) la coordinación europea es esencial
(...) habrá que tomar medidas para reducir los intercambios entre las
zonas afectadas y las que no lo están. No necesariamente las fronteras
nacionales".
Dicho y ...propuesto. Macron llamó a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen
para que la UE refuerce el control fronterizo. La líder comunitaria se
había pronunciado en la misma línea durante una conferencia de prensa en
Bruselas.
En el discurso del viernes, Macron también anticipó que iba a
proponer "una iniciativa excepcional" al G-7 y que, para ello, iba a
llamar a Donald Trump, que este año preside el sanedrín de los países
más ricos de la tierra. "No es la desunión lo que permitirá responder a
lo que ya es una crisis mundial sino nuestra capacidad a prever cuanto
antes lo necesario y a actuar juntos".
Tras hablar con Trump y los
otros líderes del grupo que forman Alemania, Canadá, Italia, Japón y el
Reino Unido, además de Francia y EEUU, "todos han dado su consentimiento" precisó El Elíseo.
"Coordinaremos
nuestros esfuerzos sobre la vacuna y los tratamientos y trabajaremos
sobre una respuesta económica y financiera", comunicó el jefe del Estado
francés en su cuenta en Twitter.
El primer ministro por su parte
se encargó del frente interno contra el coronavirus que ha infectado ya a
3661 personas y ha matado a 79, según el último recuento difundido el
viernes por la noche. Philippe rebajó de nuevo el número de personas que
pueden reunirse. Primero se fijó en 5.000, luego en 1.000. Desde ahora,
en 100.
Uno tras otro, los centros culturales que dan brillo a la
capital francesa anunciaron su cierre sine die: Louvre, Orsay,
Pompidou, incluida la biblioteca pública donde estudian miles de
personas a diario. El mismo camino siguieron otros hitos del turismo
como el Palacio de Versalles, la torre Eiffel, el cabaret Le Moulin
Rouge y el parque Disney. Otrosí, cines, teatros y salas de música y de
exposiciones. Ídem con el deporte profesional.
Desde
el lunes, todos los centros de enseñanza, desde guarderías hasta
universidades, permanecerán cerrados. Se han suprimido las actividades
deportivas y culturales y las colonias de vacaciones en Semana Santa. Y
se recomienda a los mayores de 70 y personas en situación de riesgo que
no salgan de casa.
¿Dónde ir? De momento siguen abiertos algunos
monumentos nacionales como el Arco del Triunfo, los cafés y... las
iglesias. En los bares, brasseries y terrazas se aprecia a
simple vista que hay menos gente de lo habitual. El descenso de clientes
quizá hasta permita que haya el metro de separación reglamentario entre
personas, de ordinario sentadas en mesas que casi se tocan.
La Conferencia Episcopal de Francia anunció que las iglesias católicas suspenden las misas dominicales.
Hace unas semanas, se eliminó el agua bendita, el rito de la paz y la
comunión en la boca. Desde ahora se limitarán los servicios a los
oficios de diario donde es improbable que la asistencia supere el límite
de cien personas que deberán sentarse en filas y sillas alternas.
Monumentos,
cafés e iglesias. Casi una metáfora de esta Francia atacada por un
virus que le ha obligado a bajar la persiana. Pero donde el Gobierno,
con el respaldo de toda la clase política, mantiene para este domingo y
el próximo las elecciones municipales. Ahí no se esperan, desde luego
multitudes.
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