PARÍS.- Francia arranca una
semana decisiva con una nueva ronda de negociaciones entre los
sindicatos y el gobierno el martes, y dos grandes jornadas de
movilización el jueves y sábado en el pulso por la reforma de las
pensiones que tiene al país sumido en la huelga de transportes más larga
de su historia.
Este paro en los transportes, que afecta a los
trenes, metros y buses desde el 5 de diciembre, es ya el más largo de la
historia del país. Superó a la movilización del invierno de 1986-1987,
cuando los trabajadores de la compañía francesa de ferrocarriles (SNCF)
estuvieron en huelga 28 días consecutivos.
La reforma, una ambiciosa promesa electoral del presidente
Emmanuel Macron, pretende eliminar los 42 regímenes de jubilación que
existen actualmente y remplazarlo por uno universal por puntos; y
retrasar en dos años, de 62 a 64 años, la edad para cobrar una pensión
completa.
Después de fuertes perturbaciones en los transportes
durante las vacaciones de Fin de Año, la mayoría de los franceses
retomaron el trabajo y las clases este lunes, pero las dificultades para
desplazarse seguían siendo importantes, sobre todo en la región
parisina, con líneas de metro cerradas y buses a cuentagotas y
abarrotados.
Muchos, como Denise Guine, cuentan que deben
despertarse más temprano para llegar a tiempo a sus lugares de trabajo.
"¡No pueden tener bloqueado al país indefinidamente, deben sentarse a
hablar!", urge esta profesora de 61 años.
Pese a las bajas
temperaturas, que en la capital rondan los 5 ºC, muchos franceses no
tenían otra opción más que moverse en bicicletas, monopatines o a pie.
En los accesos a París se registraban hacia las 09H00 de la mañana más
de 400 kilómetros de atascos.
En cambio, en los trenes de alta
velocidad, que conectan las principales ciudades del país, y en los
regionales, se registraba una leve mejora. Con el regreso a clases "el
tráfico es más denso, pero fluye", comentó la SNCF.
El
gobierno y los sindicatos retomarán las negociaciones el martes, pero
las centrales más hostiles a la reforma convocaron ya dos grandes
jornadas de acción el jueves y el sábado.
El 5 de diciembre, en la
primera jornada de movilización contra la controvertida reforma, más de
800.000 personas salieron a las calles en toda Francia a expresar su
rechazo al texto.
El secretario general de la CGT, Philippe
Martinez, uno de los más feroces opositores al proyecto, reiteró el
domingo que no cederá al menos que el gobierno retire su proyecto.
Al
no escuchar al pueblo "están jugando con fuego para la futura cita
electoral", dijo, recordando el avance de la extrema derecha en las
últimas elecciones.
Pero su alter ego de la CFDT, Laurent Berger,
que es favorable a la creación de un sistema universal pero está en
guerra contra la llamada edad de "equilibrio" en 64 años, propuso al
ejecutivo una "conferencia de financiamiento sobre las pensiones".
Esta
iniciativa fue acogida positivamente por varios miembros del gobierno,
comenzando por el ministro de Economía, Bruno Le Maire, quien llamó a
"tomar la mano tendida por la CFDT".
El secretario general de la
organización patronal de Francia, MEDEF, Geoffroy Roux de Bézieux, dio
también una señal de apertura sobre la impopular propuesta de atrasar
dos años la edad de jubilación para recibir una pensión completa.
El
gobierno quiere encontrar un compromiso rápido para poder presentar el
proyecto de ley ante el consejo de ministros el 24 de enero, antes de
que pase a examen del Parlamento a finales de febrero.
Varias
universidades, incluyendo la Sorbona de París, se vieron obligadas a
aplazar sus exámenes debido a bloqueos en varios campus.
Según un
sondeo, más de la mitad de los franceses (55%) está en contra de la
reforma de Macron y quienes apoyan el paro siguen siendo más numerosos a
quienes se oponen.
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