lunes, 21 de octubre de 2019

Miles de ciudadanos se manifiestan en Chile en una nueva jornada de protestas


SANTIAGO.- Tras el calmado despertar de la capital chilena este lunes, miles de ciudadanos comenzaron a concentrarse en distintos lugares de la ciudad, principalmente en la céntrica Plaza Italia, en una protesta masiva y de momento mayormente pacífica pero en la que se registran algunos incidentes.

Los manifestantes comenzaron luego a caminar por una de las avenidas hacia el oriente de Santiago, cantando canciones del cantautor chileno Víctor Jara o consignas de "no violencia".

En algunos puntos de la marcha, no obstante, comenzaron a registrarse incidentes, con lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de las fuerzas del orden.
Asimismo, a su paso, se fueron cerrando algunas paradas de metro de la línea 1, la única que se habilitó para funcionar en esta jornada.
En otras zonas de Santiago, como la plaza de Ñuñoa, donde el domingo tuvo lugar una manifestación pacífica, volvieron a concentrarse cientos de personas con cacerolas.
Las manifestaciones ciudadanas en protesta por la carestía y las desigualdades del país se dan también esta jornada en otras zonas del país, como en las ciudades de Valparaíso (centro) y Concepción (sur), donde sí se han registrado enfrentamientos entre ciudadanos y Fuerzas de Seguridad desde temprano, motivando que se decretaran sendos toques de queda para esta noche.
La capital de Chile aspiraba a recuperar la normalidad este lunes, en la primera jornada laboral desde que se radicalizaran las protestas sociales, con una línea de metro abierta y un aumento de los servicios de autobuses para tratar de que los ciudadanos acudan a sus trabajos con normalidad.
Además, se registraban largas filas de personas frente a los supermercados, que abrieron sus puertas custodiados por militares o carabineros que también resguardaban varias paradas del metro.
El alza del precio del pasaje del metro motivó una ola de protesta que fue en aumento y acogió otras reclamaciones contra la precariedad de la sanidad, las jubilaciones o el sistema educativo.
Desde el pasado viernes, grupos violentos han radicalizado las protestas, que se han cobrado hasta el momento al menos once muertos y que obligó a que se decretara el toque de queda en varias ciudades.

Piñera propone acuerdo social

Las intensas protestas se mantuvieron en varios puntos de Chile este lunes, por cuarto día consecutivo, en un estallido social que deja 11 muertos y cientos de heridos y al que el presidente Sebastián Piñera propuso enfrentar con "un acuerdo social".
En una primera declaración de intención y aún resintiendo los ecos de la fuerte declaración emitida el domingo, cuando afirmó que Chile enfrentaba una "guerra", el mandatario derechista propuso la noche de este lunes un "acuerdo social" que permita acallar el peor estallido social en varias décadas en el país suramericano.
"Mañana (martes) me reuniré con presidentes de partidos, tanto de gobierno como de oposición, para poder explorar y ojalá avanzar hacia un acuerdo social que nos permita a todos unidos acercarnos con rapidez, eficacia y también con responsabilidad hacia mejores soluciones a los problemas que aquejan a los chilenos", afirmó Piñera en un mensaje público.
La cuarta jornada de protestas se vivió con intensidad en todo Chile este lunes, cuando muchos chilenos intentaron -con varias complicaciones- retomar en parte sus actividades normales.
"Que se vayan los milicos", gritaron los manifestantes en la céntrica Plaza Italia, en abierto desafío a las fuerzas militares y policiales que desde el sábado resguardan en gran número el centro de la capital chilena, bajo estado de emergencia y toque de queda por tercera noche consecutiva.
Bailando, caceroleando y aplaudiendo con fuerza cada vez que sobrevolaba un helicóptero militar, los manifestante también coreaban: "Ohhh...Chile despertó; Chile despertó...".
"Va a correr sangre. Nos cerraron las puertas de todas las cosas", dijo Adrián Castillo, un dentista de 30 años, que portaba una pancarta en que se leía: "Fuera Piñera".
Los disturbios dejan hasta el momento 11 fallecidos, según cifras oficiales entregadas por Karla Rubilar, intendenta (gobernadora) de la Región Metropolitana.
Las muertes han ocurrido en su mayoría a causa de incendios de instalaciones en medio de saqueos. El Partido Comunista denuncia la muerte por un disparo policial de un joven ecuatoriano en la ciudad de La Serena (norte)
El ministro de Salud, Jaime Máñalich, informó de su lado que hay 239 civiles heridos, ocho de ellos en riesgo vital. El titular de la cartera de Interior, Andrés Chadwick, dijo que 50 policías y soldados también resultaron heridos, en tanto la Fiscalía dio cuenta de 2.151 detenidos en todo Chile. El Instituto de Derechos Humanos reportó en tanto 37 heridos por arma de fuego.
En un ambiente de gran tensión, muchos empleadores cancelaron las jornadas de trabajo y las clases estaban suspendidas en prácticamente todos los colegios y universidades hasta al menos este martes.
Las autoridades calcularon hasta este lunes en 20.000 los puestos de trabajo afectados por la destrucción y la bolsa de Comercio de Santiago cerró sus operaciones con una caída de 4,61%.
Si el detonante del conflicto fue el aumento de la tarifa del metro, con el correr de las horas las protestas se hicieron eco de otras reivindicaciones en una sociedad que incuba desde hace años descontento con un modelo económico cuyo acceso a la salud y a la educación es prácticamente privado, con una alta desigualdad social, bajas pensiones y alza de los servicios básicos.
"La gente está aburrida, está cansada, está dolida porque es mucho", dice Solange, una maestra que se manifestaba en el centro de Santiago.
En el centro de Santiago, con una gran presencia militar y policial durante todo el día e incidentes en varios puntos, algunas tiendas abrieron sus puertas, pero la mayoría de los supermercados y centros comerciales permanecieron cerrados o abrieron parcialmente.
En los pocos supermercados que abrieron, las personas hicieron largas filas para abastecerse de víveres. En las gasolineras también hubo enormes colas de vehículos para cargar combustible.
La violencia de las protestas tenía a muchos perplejos, con miedo, aunque también expectantes de los cambios que se pueden venir tras el estallido.
"Se veía venir esto. El gobierno no ha hecho nada, no era solo el pasaje de metro lo que gatilló esto y terminó en vandalismo. Si el gobierno no hace cosas contundentes, medidas para mejorar los sueldos, la salud, las pensiones...", dijo Carlos Lucero, de 30 años, vendedor de sándwiches en el céntrico paseo Ahumada.
Con tres noches consecutivas de toque de queda en varias ciudades de Chile y cuando cundían los saqueos y pillajes, los vecinos se organizaban para evitar ataques a sus hogares.
Armados con palos y con los chalecos amarillos que popularizaron manifestantes en Francia, defendían sus casas pero también supermercados y tiendas de barrio que quedaron en pie y no fueron vandalizados.
En alianza con las fuerzas del orden, realizaban rondas de vigilancia junto a policías y militares que les permitían salir a las calles pese al toque de queda.

Cientos de millones de dólares en daños

Sebastián Piñera informó este lunes que los daños causados en las protestas, incendios y saqueos ocurridos en el país en los últimos cuatro días costarán "cientos de millones de dólares" en reparaciones.
"Estamos trabajando en un plan de reconstrucción, porque el daño que ha causado estos días de violencia y delincuencia es muy grande y se mide en cientos de millones de dólares", dijo el mandatario en una declaración a la prensa desde el Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo.
En ese sentido, afirmó que habrá que reconstruir el transporte público y el suburbano de varias ciudades, como Santiago o Valparaíso, dañados durante los disturbios que ya se expandieron a casi todo el país, que se encuentra prácticamente bajo el control militar y en estado de emergencia.
Esta situación excepcional rige tras cuatro días de disturbios de forma total o parcialmente en casi todas las regiones del país, con toque de queda nocturno en Santiago, la región de Valparaíso, la provincia de Concepción (sur), y las ciudades de Antofagasta, La Serena y Coquimbo (norte); Rancagua y Talca (centro) y Valdivia (sur).
"Queremos reparar no solo el daño físico, sino también el daño moral que estos hechos de vandalismo han provocado en el cuerpo y el alma de nuestro país", explicó.
Piñera apuntó a la necesidad de avanzar a "mayor ritmo voluntad" para conseguir "la amistad cívica, los acuerdos, el diálogo, la colaboración y en encontrar mejores y más rápidas soluciones" para los problemas que afectan actualmente a los chilenos.
Hacia este objetivo, el presidente anunció que el Ejecutivo está trabajando para poder potenciar una mejora en las pensiones, bajar el precio de los medicamentos, reducir las listas de espera en la sanidad pública, mejorar la calidad en la atención de salud e implementar un seguro catastrófico para controlar el gasto en medicamentos para las familias chilenas.
"Mañana me reuniré con presidentes de partidos, tanto de Gobierno como de oposición, para poder explorar y ojalá avanzar hacia un acuerdo social que nos permita a todos unidos acercarnos con rapidez, eficacia y responsabilidad hacia mejores soluciones a los problemas que afectan a los chilenos", agregó el mandatario.
Piñera condenó de nuevo la violencia en las calles de Chile, que en la víspera había calificado como una "guerra" contra los violentos que protagonizaban desmanes y destrozos en las diferentes ciudades del país.
Este lunes confesó sentirse indignado al ver "el daño y el dolor" causado por los días de disturbios y puntualizó que "la violencia no puede prevalecer".
Grupos violentos han radicalizado una protesta social que tuvo el alza del precio del Metro de Santiago como detonante y que derivó en violentas manifestaciones que se han cobrado ya al menos once vidas y que han sembrado de terror las calles de cada vez más lugares del país, con barricadas, incendios y saqueos.

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