MADRID.- En los olivares de
Andalucía, la recogida de la aceituna acababa de empezar cuando Donald
Trump hundió los ánimos anunciando sanciones comerciales. "Estamos
tremendamente preocupados", se lamenta Carlos Carreira, propietario de
130 hectáreas, resumiendo un sentir muy generalizado.
En las
colinas que rodean Antequera, los olivares se extienden hasta el
horizonte por un sinfín de colinas. Estamos en el corazón olivarero de
España, primer productor mundial de aceite de oliva y proveedor de la
mitad de este producto en todo el planeta.
"Venimos de una campaña en la cual los precios ya han sido
bajos; en algunas ocasiones ya no alcanzaban a cubrir los costes de
producción. Si a esto le añadimos esa noticia del encarecimiento de
nuestros productos en Estados Unidos", el resultado es que "muchas
explotaciones podrían llegar a ser inviables", advierte Carreira.
Prueba
del enfado del sector es que este jueves hubo una insólita
manifestación de aceituneros en Madrid, a la que acudieron miles de
personas.
Si las sanciones estadounidenses entran en vigor el 18
de octubre, en caso de no haber acuerdo entre la UE y Estados Unidos, el
aceite y las olivas españolas sufrirán un arancel del 25%.
Desde
el 2 de octubre, Washington amenaza con imponer aranceles punitivos
sobre 7.500 millones de dólares de productos europeos, una represalia en
el marco de la batalla jurídica entre los grupos aeronáuticos Boeing y
Airbus.
El impacto es importante aquí, ya que el aceite y las
olivas son los primeros productos agrícolas que España exporta a Estados
Unidos (respectivamente, 405 y 179 millones de euros en 2018).
Alrededor de Carlos
Carreira, unos doce jornaleros trabajan bajo un sol rutilante, vareando
los árboles para recoger el fruto en unas redes tendidas sobre la
tierra.
Estas primeras olivas, de color verde claro, serán
vendidas como aceitunas de mesa. La producción de aceite comenzará en
algunas semanas, en el momento de recogerse frutos más maduros y
jugosos.
Sin embargo, parte de este 'oro líquido' que hace vivir
comarcas enteras podría ahora quedarse sin salida comercial. Y es que la
cooperativa de la que forma parte Carlos Carreira, Dcoop, exporta casi
el 15% de su producción a Estados Unidos, es decir unas 35.000 toneladas
anuales.
La cooperativa, con sede a la entrada de Antequera,
agrupa a unos 75.000 agricultores, y es el peso pesado del sector.
Algunos años produce por sí sola más aceite que toda Italia.
Recientemente,
Dcoop apostó fuerte por el mercado estadounidense, donde según sus
directivos, el consumo podría duplicarse en menos de una década. En
total, unos 80 millones de dólares fueron invertidos allí desde 2014, en
particular en sendas fábricas de envasado en Baltimore y Los Ángeles.
"De
pronto, el mercado en el que creíamos y estábamos trabajando para
hacerlo crecer nos fijó estos aranceles. Es como cuando alguien va
corriendo, y le pones una zancadilla", dice indignado Antonio Luque,
presidente de la cooperativa.
Una injusticia en toda regla, máxime
cuando según él los principales competidores europeos, Italia, Grecia y
Portugal, se verán exentos de estos aranceles punitivos y podrán
aprovechar para vender su aceite a clientes norteamericanos.
La
consecuencia de todo esto es que la cooperativa deberá probablemente
reducir un 10% su personal en su principal planta de embotellado en
Andalucía.
Unos puestos de trabajo que podrían reaparecer en
Estados Unidos, en virtud de la formulación de la lista de productos
sancionados, que excluye el aceite de oliva a granel. Esto significa que
España podría seguir vendiéndole ese aceite a Estados Unidos, que luego
lo embotellaría en su territorio.
Dcoop no descarta ampliar sus
plantas norteamericanas y contratar a personal local, a pesar de que
sería "malo para el empleo en España".
Además, esta operación
tampoco cubriría el dinero que dejarían de ganar los agricultores, ya
que la diferencia de precio entre el aceite a granel y el aceite
embotellado oscila entre el 20 y el 50%, lamenta Antonio Luque.
El
temor es fuerte en Andalucía, donde con esta medida, llueve sobre
mojado. Aquí, los productores de aceituna negra de mesa han visto caer
sus exportaciones a Estados Unidos en un 50%, tras el fuerte aumento de
los aranceles aplicado en 2018 a fin de favorecer a los productores de
California.
Ante las sanciones estadounidenses, los agricultores acusan al gobierno socialista español de no hacer nada.
Según
Antonio Luque, Bruselas está subestimando el riesgo a largo plazo de la
desunión entre Estados castigados por los aranceles, y Estados exentos
de los mismos.
Y sostiene que si el aceite italiano y el griego no
están en la lista de sanciones, es porque los gobiernos respectivos han
hecho un buen lobbying en Washington.
"¿Para qué queremos estar
dentro de la Unión Europea si en el futuro esto va así? Yo creo que esto
puede hacer mucho mas daño socialmente de lo que mucha gente piensa".
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