viernes, 18 de octubre de 2019

Planea el temor a un más que posible rechazo de Westminster al acuerdo del Brexit


LONDRES.- Los líderes de la Unión Europea a 27 dieron luz verde al acuerdo pactado entre Bruselas y Londres para garantizar un Brexit ordenado el próximo 31 de octubre y trasladaron al Parlamento británico la responsabilidad de ratificarlo a tiempo para que pueda entrar en vigor en esa fecha. 

Sin embargo, la posibilidad de que este sábado este pacto se apruebe en Westminster no está nada clara, sobre todo después de que los unionistas norirlandeses del DUP, que con sus 10 diputados han sostenido el Gobierno conservador, hayan mostrado sus reticencias al respecto. 
Con estas, el primer ministro británico, Boris Johnson, necesita a algunos laboristas (a los proBrexit, que desafiarían a Jeremy Corbyn) para aprobar el pacto. No en vano, el ‘premier’ solo tiene 288 diputados y necesita 320 apoyos. 
Eso sin contar con que en sus propias filas tiene al ala dura del partido, que ya saboteó el acuerdo de Theresa May. También necesitaría el apoyo de los 21 parlamentarios ‘tories’ recién expulsados del partido e incluso de algún independiente. 
De esta forma, ante la complicación para llegar a un acuerdo a tiempo, no se descarta una tercera prórroga del Brexit, algo que Johnson descartaba en rotundo hasta hace unos días.
En una rueda de prensa después de que los jefes de Estado y de Gobierno diesen su bendición al acuerdo, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, explicó que la parte europea ya está lista para aprobarlo a tiempo y traspasó toda la presión a Reino Unido y al voto en la Cámara de los Comunes. 
“Estamos preparados para la ratificación logísticamente, políticamente y técnicamente. La pelota está en el tejado de Reino Unido”, ha afirmado el político polaco.
En concreto, los jefes de Estado y de Gobierno han aprobado un documento en el que respaldan la nueva versión del acuerdo de divorcio pactada entre la Comisión Europea y el Gobierno de Johnson y además aprueban la declaración política que establece el marco para la futura relación entre ambas partes.
Esta declaración incluye cambios que rebajan la ambición del futuro acuerdo, aunque la UE sostiene que el mínimo será un acuerdo de libre comercio y que el nivel de ambición dependerá de las condiciones.
El visto bueno por parte de los líderes europeos abre la puerta al proceso de ratificación tanto en la Cámara de los Comunes como en el Parlamento Europeo. Las dos instituciones deben aprobar el texto y el último paso formal lo darían de nuevo los estados miembro por mayoría cualificada.
La UE a 27 ha dado a Johnson la oportunidad de compartir el punto de vista británico en un debate a puerta cerrada que ha durado menos de media hora y en el que algunos de los líderes europeos han preguntado al primer ministro de Reino Unido qué pasaría si el Parlamento británico tumba el acuerdo, según fuentes comunitarias.
Antes, en una declaración ante los medios, el primer ministro británico había instado a la Cámara de los Comunes a “unirse para cumplir” el Brexit “sin más retrasos” y, en una rueda de prensa posterior, ha remarcado que Reino Unido sale de la UE como “un país unido”.
El presidente del Consejo Europeo ha evitado comentar la dirección del voto en Westminster y se ha limitado a asegurar que consultará con las capitales la posibilidad de aprobar una nueva prórroga para el Brexit, pero sólo si así lo solicita Londres. 
“Si hay petición de una nueva prórroga lo consultaré con los estados miembro para ver cómo reaccionan”, ha afirmado.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha evitado avanzar si sería partidaria de una nueva prórroga en caso de que el Parlamento británico rechace el nuevo acuerdo negociado y ha recordado que el ‘premier’ les ha dicho que “trabajará muy duro” para lograr el apoyo de su parlamento.
“Es un Parlamento sabio y es libre de tomar su decisión”, ha dicho, insistiendo en que los líderes no han discutido “ni tomado ninguna decisión” sobre cómo se procedería en caso de que Westminster lo rechace
Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha destacado que el acuerdo es un “texto legal” que da “certidumbre jurídica” a “los problemas creados” por el propio Brexit. El primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, presente en la comparecencia, ha subrayado que el pacto respeta todas las líneas rojas de su país.

Los posibles votos en Westminster

La Cámara de los Comunes prevé examinar el sábado el nuevo documento en una sesión extraordinaria en la que prácticamente ningún escenario está descartado. El Partido Nacionalista Escocés (SNP), la tercera fuerza en el Parlamento de Westminster con 35 asientos, ya ha anunciado que votará en contra del acuerdo, mientras que los unionistas norirlandeses del DUP, con 10 diputados y cuyo respaldo es crucial, indicaron que no pueden aceptar lo que Johnson ha negociado con los Veintisiete. Los liberaldemócratas (19) también rechazan el pacto.
El portavoz laborista para el Brexit, Keir Starmer, ha exigido a Johnson que convoque un plebiscito para preguntar a los británicos si prefieren abandonar la UE bajo los términos de su pacto o bien permanecer en el bloque comunitario. 
En cualquier caso, se espera que el grueso del Partido Laborista (244 diputados) se oponga, previsiblemente, al acuerdo de Johnson, aunque se rumorea que varios diputados proBrexit podrían romper la disciplina de voto.
Tampoco se descarta el apoyo al plan de Johnson de algunos independientes. Y es que, el primer ministro británico necesita el voto favorable de 320 diputados, pero solo cuenta con 288 parlamentarios conservadores.
Sin embargo, las previsibles dificultades para que la Cámara de los Comunes apruebe el pacto podrían obligar a Johnson a pedir otra prórroga del Brexit, algo que ha descartado en innumerables ocasiones desde que llegó al poder, aunque puede que no le quede más remedio. 
Está previsto que la sesión parlamentaria empiece sobre las 08.30 GMT (10.30 en España) y se estima que se presentarán enmiendas, posiblemente una sobre la posibilidad de someter el acuerdo de salida a una votación de confirmación por parte del electorado, como quieren los laboristas.

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