HONG-KONG.- El sector inmobiliario de China corre el riesgo de sufrir una dura
resaca. La economía se está enfriando, la guerra comercial se agudiza y,
sin embargo, Pekín sigue negándose a estimular al mercado inmobiliario.
Aplicar medidas de reactivación sin tocar un sector que
alimenta alrededor del 15% del PIB no será fácil. El hecho de que las
autoridades lo estén intentando sugiere que el Gobierno está dispuesto a
soportar un dolor sin precedentes para mantener bajos los precios de
las viviendas.
La perspectiva de que Pekín flexibilice las
restricciones de compra de viviendas para favorecer el crecimiento ha
está en la mente de los inversores durante meses.
Durante una
crisis de crecimiento a principios de este año y a finales de 2018,
parecía probable, lo que llevó a varios gobiernos locales a flexibilizar
silenciosamente las medidas.
Luego, después de un fuerte
crecimiento en el primer trimestre, una declaración de una reunión del
Politburó insertó un eslogan repetido con frecuencia que decía que “las
casas son para vivir, no para especular”, y que no era inminente la
aprobación de medidas de reactivación.
A finales de julio, otra reunión del Politburó prometió no utilizar
la vivienda como una herramienta de estímulo a corto plazo, a pesar de
que los bienes inmobiliarios chinos apuntalan la demanda de todo tipo de
bienes, desde cemento hasta vidrio, pasando por inodoros y muebles, por
no hablar de los préstamos.
Los líderes pueden ser reacios a
dejar que la vivienda se dispare porque los precios de las viviendas se
han disociado de la evolución del resto de la economía.
El
crecimiento del PIB se redujo al 6,2% en el segundo trimestre de este
año, en comparación con el 6,7% registrado en el mismo período de 2018.
Sin embargo, los precios medios de las viviendas nuevas siguen subiendo a
un ritmo de alrededor del 10% interanual, a pesar de que las ventas de
viviendas se han mantenido estables.
En caso de que China
reduzca las restricciones de compra, es casi seguro que los precios
subirán, lo que podría provocar una burbuja. Algunos analistas también
temen que el aumento de las cuotas de las hipotecas terminen desplazando
a otras compras, como las de automóviles.
Algunos promotores ya
están mostrando señales de contracción. China Evergrande Group, por
ejemplo, informó el miércoles que su beneficio neto del primer semestre
cayó casi a la mitad en comparación con el mismo periodo de 2018.
Las
ventas de suelo representaron el 28% de sus ingresos fiscales totales
en 2018, destaca Moody’s Investors Service. Disminuyeron casi un 10% en
el primer trimestre, justo cuando los ingresos están siendo erosionados
por recortes de impuestos destinados a activar la actividad empresarial.
Esto, a su vez, podría debilitar la capacidad
presupuestaria para introducir medidas de estímulo y para saldar casi 20
billones de yuanes de deuda reconocida. Es un riesgo que Pekín parece
dispuesto a correr.
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