sábado, 14 de septiembre de 2019

La mayor petrolera del mundo opera al 50 % por un ataque hutí en Arabia Saudí


RIAD.- Arabia Saudí anunció una reducción de la producción de la petrolera estatal Aramco, la principal del mundo, en un 50% tras el ataque de los rebeldes hutíes yemeníes contra dos de sus refinerías, aunque ha asegurado que cubrirá la demanda de sus clientes con inventarios.

Además del impacto en la economía y los suministros de crudo, el ataque, con diez aviones no tripulados, ha dejado una profunda huella política, con EE.UU. responsabilizando a Irán, que respalda a los hutíes, y Riad asegurando que tiene la "voluntad y la capacidad" de responder a la agresión.
Al filo de la medianoche, casi 20 horas después del ataque, el nuevo ministro de Energía de Arabia Saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, ha tenido que salir, a pocos días de asumir el puesto, a reconocer que Aramco ha detenido su producción en unos 5,7 millones de barriles o cerca del 50 %.
"Estas explosiones también han detenido la producción de gas asociado estimado" en 2.000 millones de pies cúbicos por día, utilizada para producir 700.000 mil barriles de gas líquido, lo que reducirá el suministro de gas etano y gas natural en hasta un 50%, dijo en un comunicado difundido por la agencia estatal de noticias SPA.
La empresa, considerada por las agencias crediticias Moody's y Fitch como la empresa con más ganancias del mundo, con un beneficio neto que estimaron en 111.100 millones de dólares en 2018, todavía está calculando los daños y ofrecerá más información sobre su alcance en las próximas 48 horas.
Aunque no hubo cortes de electricidad ni agua en el país árabe, el propio presidente estadounidense, Donald Trump, admitió durante una conversación telefónica con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, que el ataque ha afectado a la economía de EE.UU. y el mundo.
Trump también se ofreció a colaborar en "todo" aquello que ayude a la seguridad y estabilidad de Riad, que lidera una coalición militar en el Yemen contra los rebeldes y en favor del Gobierno reconocido internacionalmente, cuya cúpula está casi toda exiliada en territorio saudí.
Sin embargo, Salman le aseguró que el reino cuenta con la "la voluntad y la capacidad para afrontar y tratar esta agresión terrorista" de los hutíes, que han convertido los ataques a objetivos en Arabia Saudí como aeropuertos y refinerías en un quehacer diario.
A pesar de su asiduidad y de que hace menos de un mes atacaron con el mismo número de drones otras instalaciones de Aramco, en esta ocasión lograron causar sendos incendios e infligir un gran número de pérdidas económicas que tendrán repercusión en buena parte del globo.
Los detalles sobre el impacto llegaron horas después de que medios saudíes y yemeníes amaneciesen el sábado con alertas e imágenes que mostraban un complejo petrolero con varios focos en llamas.
El portavoz militar hutí, Yahya Sarea, informó entonces en un comunicado de que las instalaciones atacadas se ubicaban en las áreas saudíes de Abqaiq y Khurais, donde impactaron de forma "precisa y directa" una decena de aviones no tripulados.
"Prometemos al régimen saudí que nuestras operaciones futuras se expandirán más y más y serán más dolorosas que antes mientras continúen las agresiones y el asedio", aseveró el portavoz, que calificó el ataque de respuesta "legítima" tras cinco años de agresiones saudíes en el Yemen.
El conflicto yemení estalló a finales de 2014, cuando los rebeldes ocuparon Saná y otras provincias del país y expulsaron al presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, mientras que al año siguiente comenzó la intervención de la alianza árabe.
Los hutíes, por su parte, están respaldados por Irán.
Por ello, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, acusó a Teherán de los ataques y aseguró, incluso, que "no hay evidencias" que sugieran que esa ofensiva fuera lanzada desde el Yemen.
"En medio de llamados para reducir la tensión, Irán ha lanzado un ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo", dijo Pompeo en Twitter.
También el enviado especial de la ONU para el Yemen, Martin Griffiths, mostró su "extrema preocupación" por los incidentes y pidió contención.

 "Contra el suministro mundial de energía"

En la tercera acción en cinco meses contra la empresa saudita, los rebeldes yemeníes hutíes, apoyados por Irán, reivindicaron estos ataques en la vecina Arabia Saudita, que a su vez apoya militarmente a las fuerzas progubernamentales de Yemen en su lucha contra los insurgentes.
La televisión de los hutíes, Al Masira, habló de una "operación de envergadura contra refinerías en Abqaiq y Jurais", en el este del reino saudita.
El ataque provocó "la suspensión temporal de la producción" en los dos sitios afectados, dijo el ministro saudita de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salmán, en un comunicado publicado por la agencia de prensa Saudi Press Agency.
En condiciones normales, las instalaciones suspendidas producen 5,7 millones de barriles de crudo, esto es, alrededor de 50% de la producción total de Aramco y aproximadamente 5% de la producción mundial diaria de bruto.
Arabia Saudita es el primer exportador mundial de petróleo.
"Estados Unidos condena con firmeza el ataque de hoy [sábado] contra una infraestructura petrolera clave. Las acciones violentas contra zonas civiles e infraestructura vital para la economía global solo profundizan el conflicto y la desconfianza", señaló la Casa Blanca en un comunicado, tras la llamada telefónica.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, fue más explícito apuntando a Teherán: "Irán ha lanzado un ataque sin precedentes contra el suministro mundial de energía".
Los equipos de seguridad de Aramco intervinieron para sofocar el fuego en Abqaiq y Jurais, y "los dos incendios fueron controlados", según el ministerio del Interior. Las autoridades sauditas reforzaron la seguridad en torno a los dos sitios atacados e impidieron a los periodistas acercarse a ellos.
El sitio de Abqaiq, a 60 km al sudoeste de Dahran, principal sede del gigante petrolero, alberga la mayor planta de tratamiento de petróleo de Aramco, según su sitio internet.
Jurais, a 250 km de Dahran, es uno de los principales campos petroleros de la empresa pública.
"En función de la amplitud de los daños y las posibles averías, Aramco invocará sus planes de urgencia, recurriendo a sus existencias", explicó Samir Madani, cofundador del sitio de seguimiento de transporte marítimo Tanker Trackers. "Si los daños en Abqaiq son importantes, podría haber una falta de abastecimiento".
El emisario de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, se declaró "extremadamente preocupado por los ataques" y por la "reciente escalada militar".
Además, llamó a "todas las partes a la moderación" y a "evitar poner en peligro el proceso de negociaciones de Naciones Unidas" en Yemen.
El ataque fue condenado por Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Kuwait y Egipto.
Aramco planea salir a bolsa entre 2020 y 2021 y lanzar al mercado aproximadamente un 5% del capital de la empresa, con lo que captaría unos 100.000 millones de dólares.
Los rebeldes yemeníes reivindican a menudo disparos de drones o de misiles contra objetivos sauditas. Afirman actuar como represalia a los ataques aéreos de la coalición liderada por Arabia Saudita, que desde 2015 interviene en Yemen en apoyo a las fuerzas progubernamentales.
La coalición ha confirmado algunos de estos ataques y ha desmentido otros.
El 17 de agosto, los rebeldes hutíes anunciaron que perpetraron un ataque con 10 drones, "el más masivo jamás lanzado en Arabia Saudita", contra el campo de Shaybah (este), que provocó un incendio "limitado", según Aramco, en una instalación gasífera, sin causar heridos.
El 14 de mayo, los hutíes, que controlan vastas zonas en Yemen, reivindicaron un ataque con drones en la región de Riad, contra dos estaciones de extracción de un oleoducto que une el este y el oeste del reino.
Este ataque conllevó la interrupción temporal de las operaciones en el oleoducto y agravó las tensiones en la región del Golfo.
Estos ataques de los rebeldes yemeníes, cada vez mas frecuentes, demuestran que poseen armas modernas y constituyen una amenaza para Arabia Saudita y, más particularmente, para sus instalaciones petroleras.
Las acciones de los rebeldes yemeníes se producen en un contexto de tensiones en la región del Golfo, después de ataques y actos de sabotaje contra barcos petroleros en mayo y junio, que Estados Unidos y su aliado saudita imputaron a Irán. Teherán ha negado cualquier implicación en ellos.

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