Nos pierde el voluntarismo y nos dejamos arrastrar por nuestras
apetencias, en este caso la de que el bocazas de Trump se diera un
batacazo en las elecciones de medio mandato.
No se lo ha dado, no ha ganado el partido con soltura como el pregona
sin pudor pero no lo ha perdido. Lo ha empatado como titulaba el Washington Post.
El control de la Cámara de representantes pasa a la oposición
demócrata con la que Trump tendrá que pactar si quiere sacar adelante
varios de sus proyectos- lo del muro en la frontera con Méjico puede
haber pasado a mejor vida- y en esa cámara no dejarán de brotar
comisiones de investigación que le creen más de un quebradero de cabeza,
incluso sobre temas personales.
Ahora bien, los republicanos de Trump conservan el Senado donde han
aumentado su presencia. Esto es gloria bendita para el Presidente. Es el Senado quien confirma los nombramientos importantes, miembros del
gabinete y, más importante, del Supremo y puestos judiciales de relieve
con lo que Trump podrá seguir llenando esas posiciones de la judicatura
con personas afines a su ideología.
Ya ha colocado a dos en el Supremo,
inclinando teóricamente la balanza a la derecha, un gol de
considerables consecuencias dada la autoridad que ese órgano tiene en
Estados Unidos. Por otra parte, es en el Senado donde se vota una
eventual inhabilitación del Presidente.
La cámara podría eventualmente
decidir que se inicie pero la decisión final, como en el caso Clinton,
la toma el Senado donde con el demócrata, a raíz del caso Lewinsky, la
inhabilitación consiguió 60 votos; necesitaba 66 para ser aprobada.
Por otra parte, el retroceso del partido del presidente en la Cámara
es normal en esta clase de elecciones, casi la regla. Obama perdió 66
escaños en la elección del 2010. Muchos más que Trump ahora.
Podría decirse que paradójicamente la política de Trump y sus
manifestaciones machistas han tenido un efecto deseado por muchos y
quizás no por él. No sólo muchas más mujeres se han presentado a las
elecciones sino que hay más féminas que nunca entre las elegidas: dos
musulmanas, dos indias nativas estadounidenses…
Curiosamente, candidatos republicanos que llegaban con una aura
carismática y de los que incluso se había dicho que podrían aspirar en
el futuro a la presidencia han caído derrotados: Gillum, un negro, para
gobernador de Florida (donde hay otra vez disputas en la
contabilización de los votos de dos o tres puestos significados) y Beto O
Rourke aspirante fallido al senado por la muy poblada Tejas.
Los estadounidenses parece que han votado generalmente a candidatos moderados dentro de los dos partidos.
(*) Embajador de España
No hay comentarios:
Publicar un comentario