PARÍS.- El sector financiero, en primera línea de la actual tempestad bursátil, está debilitado por los bajos tipos de interés y las malas perspectivas de crecimiento mundial, que elevan los riesgos de créditos basura.
Con una pérdida del 25%
desde el 1 de enero, los valores bancarios europeos son los más
afectados por la volatilidad de los mercados, según el índice Stoxx.
Esto ocurre a pesar de que se han aprendido las lecciones de la crisis
financiera, y el supervisor europeo, el Banco Central Europeo, ha
impuesto exigencias a los bancos, pidiéndoles que aumenten su solvencia,
sus fondos propios o su liquidez para evitarle problemas al sistema.
"Los
bancos están hoy mucho más preparados que en 2008" para hacer frente a
"una crisis financiera, porque el regulador ha reforzado progresivamente
los fondos propios y anunció que iba a aumentar las exigencias", opina
Damien Leurent, asociado y responsable de industria financiera en
Deloitte.
Para el analista, hay actualmente un "exceso de
reacción" en los mercados, ya que "sea cual sea el movimiento, es
percibido de forma negativa por los mercados". Además, "el volumen
financiero en circulación es muy importante y se mueve muy rápido
gracias a la tecnología". "Ahora los bancos representan la economía, y
si la economía no va bien entonces el sector bancario no va bien",
prosigue.
En efecto, todo ello
ocurre en un contexto mundial "no muy bueno" tanto en sus aspectos
económicos -con los precios del petróleo por los suelos y perspectivas
de ralentización de la economía mundial- como en los políticos y
geopolíticos, con la situación en Oriente Medio o la proliferación de
atentados. "Todo ello afecta la percepción que los actores tienen del
mercado. Hoy hemos entrado efectivamente en un mundo en el que se tiene
miedo", resume Leurent.
Según Christopher Dembik, economista de
Saxo Bank, la cristalización del mercado en torno al sector bancario fue
generada por la situación de los bancos italianos, cuyos créditos
dudosos son estimados en unos 225.000 millones de euros por el Banco
central italiano. "Esto provocó descrédito para todo el sector bancario
europeo", asegura el analista, en una nota publicada este martes.
Según
la agencia de prensa económica italiana Radicor, la capitalización del
sector bancario italiano pasó de 121.000 millones de euros a principios
de año a 86.000 millones el miércoles, es decir, una caída de 35.000
millones. El economista destaca asimismo la inquietud en torno a otros
bancos, como el gigante alemán Deutsche Bank que, según él, "tendrá sin duda necesidad de una recapitalización a medio plazo".
Desde
principios de año, el Deutsche Bank ha perdido un 38%, padeciendo la
desconfianza generalizada ante el sector, pero también debido a su
pérdida neta récord de 6.800 millones de euros en 2015, lastrado por los
gastos de reestructuración de su personal. El banco también ha
destinado más de 5.000 millones en provisiones suplementarias para hacer
frente a los numerosos litigios en los que se cita su nombre.
Al
margen de estos casos particulares, la situación de los mercados
"recuerda un poco a ese período de la deuda soberana (la crisis en 2012,
ndlr), sin que sean los mismos factores" quienes intervengan esta vez,
según Christopher Dembik.
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