PEKÍN.- El Partido Comunista
de China (PCCh) comienza mañana lunes su cónclave anual en el que
determinará el nuevo plan quinquenal (2016-2020), el primero bajo el
mandato de Xi Jinping y crucial por darse en plena desaceleración
económica.
Hasta el 29 de octubre, los más de 300 miembros del Comité Central
del PCCh, entre ellos los dirigentes de China, debatirán a puerta
cerrada para fijar los objetivos y prioridades del que será el
decimotercero plan quinquenal, reminiscencia de la era maoísta y que
ahora quiere impulsar la economía de mercado.
El quinto pleno, que tiene lugar el tercer año del primer ciclo del
actual Ejecutivo (de un total de dos periodos de cinco años cada uno),
es de vital relevancia no sólo porque pondrá a prueba el liderazgo de
Xi, sino porque determinará su capacidad para sacar del atolladero a la
desacelerada economía china.
"Todavía falta por ver si China sufrirá un brusco aterrizaje entre
2016 y 2020, se estancará, vivirá un periodo de crecimiento más bajo o
verá una revitalización de su economía tras implantar reformas de peso",
apuntó Barclays hace días en un comunicado.
Recién llegado de su visita oficial al Reino Unido, donde mandó un
mensaje de tranquilidad a los inversores europeos, Xi Jinping y su
primer ministro, Li Keqiang, han intentado despejar las dudas sobre la
segunda economía mundial y asegurar que las reformas se han tomado a
tiempo y otras quedan por hacerse.
Para el camino hacia esa "nueva normalidad", como define la jerga
comunista a las nuevas cifras de crecimiento, los expertos coinciden en
que China debe avanzar en un cambio en el modelo de desarrollo, con
menos énfasis en la industria pesada y más en el consumo privado, y
también apostar a la innovación.
Medidas clave para no llegar a ese temido "frenazo brusco", después
de que el pasado año, el último que cubría el XII Plan Quinquenal
(2011-2015), China creciera un 7,3 %, su ritmo más bajo en los últimos
veinticuatro años.
Además se prevé que éste baje a un máximo del 7 % en 2015, de acuerdo al objetivo oficial.
El cónclave del partido también debatirá sobre las reformas de las
SOEs (empresas estatales), la crisis de las instituciones financieras,
el desempleo, la migración, la corrupción o la internacionalización del
yuan.
El contexto así lo propicia, después de que en los últimos meses las
bolsas chinas experimentaran un agudo vaivén de pérdidas tras un periodo
de subidas radicales.
Esa montaña rusa bursátil disparó una serie de investigaciones de las
autoridades a altos cargos del Gobierno y empresas de corretaje.
La internacionalización del yuan dio un paso más la pasada semana
durante el viaje de Xi a Reino Unido, país al que China ha confiado la
conversión de su moneda en una divisa internacional y donde el Banco
Central británico lanzó hace unos días su primera emisión de bonos en
renminbis (yuanes), la primera en el extranjero.
Unos avances que, junto a medidas como el recorte de 0,25 puntos en
los tipos de interés anunciado el viernes, el sexto en los últimos once
meses, subrayan los intentos de China en dinamizar la economía.
Por otro lado, también se prevé que en su reunión el Partido pueda
decidir la plena o casi absoluta abolición de la política del hijo
único, que se relajó por primera vez hace dos años tras décadas de
implementación y que no ha surtido los efectos deseados para frenar el
acuciante envejecimiento de la población.
No obstante, expertos como Wang Feng, investigador de tendencias
demográficas y sociales en China de la Universidad Tsinghua y el
Instituto Brookings, asegura que "lo fundamental en este momento
no es la política del hijo único", sino los otros asuntos citados, y que
su abolición "tampoco supondrá una gran diferencia".
Wang y otros académicos chinos consideran desde hace tiempo que el
país no logrará promover más nacimientos si no acompaña la suspensión de
la política con otras que garanticen más derechos a los ciudadanos en
educación y sanidad, así como la prolongación de la edad de jubilación
(que en algunos casos puede ser de 50 años).
El estado de Derecho, del que ya se debatió el pasado año sin que se
haya traducido en grandes cambios en la práctica, se cree que también
volverá a ser debatido en el cónclave.
El borrador del plan quinquenal que apruebe el Partido estos días
será enviado después al plenario de la Asamblea Nacional Popular
(Legislativo) para que dé la luz verde en su reunión de marzo de 2016.
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