WASHINGTON.- La quinta ronda de negociaciones para alcanzar un Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE) concluyó hoy con una mezcla de realismo y optimismo de cara al ambicioso pacto comercial.
A medida que avanzan las conversaciones, queda patente la dificultad
para encontrar puntos de acuerdo en cuestiones como la regulación de
servicios financieros, que los estadounidenses quieren dejar fuera, y la
prohibición del acceso de carne estadounidense alimentada con hormonas
al mercado europeo.
"Somos conscientes de que las posiciones en estas cuestiones no han
cambiado", afirmó Dan Mullaney, jefe negociador del equipo
estadounidense, en la rueda de prensa celebrada al concluir la semana de
conversaciones, que en esta ocasión tuvieron lugar en Arlington
(Virginia), a las afueras de Washington.
Mullaney reconoció los "desafíos" existentes, especialmente en el ámbito regulatorio.
Alcanzar un acuerdo definitivo para generar el mayor tratado de libre
comercio del mundo "requerirá mucha creatividad y persistencia",
aseguró.
Por su parte, el líder de la delegación europea, el español Ignacio
García-Bercero, destacó los "firmes progresos" logrados tras una
"intensa" semana de conversaciones.
Entre los aspectos en los que las posturas se han acercado figuran el
sector automotriz y el energético, así como los estándares de
protección medioambiental, laboral y de desarrollo sostenible.
En un principio, se preveía contar con un primer borrador del acuerdo
para finales de este año, pero ahora no se espera esta primera versión
hasta el término de 2015.
García-Bercero rechazó que las conversaciones se hayan ralentizado y
subrayó: "estamos donde deberíamos de estar después de once meses de
conversaciones".
Por su parte, Marjorie Chorlins, vicepresidente para Europa de la
Cámara de Comercio de Estados Unidos, una de las instituciones que más
ha impulsado este acuerdo, rechazó que haya un estancamiento en las
conversaciones.
"Las dificultades han crecido porque estamos ya negociando en el corazón del asunto", indicó Chorlins.
Sí reconoció, no obstante, que el plazo de finales de 2014 es "poco
realista", pero se mostró convencida de que el tratado llegará a buen
puerto.
"Es necesario pragmatismo" por ambas partes, agregó la vicepresidenta de la Cámara de Comercio estadounidense.
En esta ocasión, el polémico instrumento de solución de controversias
inversor-Estado (ISDS, en inglés), que busca definir la protección de
inversiones, no figuró en la agenda de las conversaciones.
La próxima ronda de negociaciones tendrá lugar en julio en Bruselas, adelantaron Mullaney y García-Bercero.
Según los cálculos de la Comisión Europea (CE), el 80 % del potencial
del acuerdo estará en el recorte de costes de impuestos, por la
burocracia y las diferentes regulaciones, así como en la liberalización
del comercio de servicios y del mercado público.
Se estima que la puesta en marcha del tratado ampliará el producto
interior bruto (PIB) de la UE en 120.000 millones de euros (unos 164.000
millones de dólares) y el de Estados Unidos en 95.000 millones (130.000
millones de dólares).
El comercio entre ambos lados del Atlántico supone cerca de 650.000 millones de dólares al año.
De cristalizar las negociaciones del TTIP, que arrancaron en julio de
2013, se crearía la mayor zona de libre comercio del mundo (supondría
el 50 % de la actividad económica global) y sentaría un referente
mundial al armonizar sus regulaciones.
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