jueves, 21 de agosto de 2008

Una tragedia sospechosa / Lorenzo Contreras

Se quiere hacer creer que el aborto del primer intento de despegue del avión de Spanair, protagonista de la mayor catástrofe de la aviación comercial en España desde hace veinticinco años, no está relacionado para nada con esa tragedia.

Todo el secreto de lo acontecido estaría, por tanto, contenido en las cajas negras de al aeronave, y las declaraciones del representante del Sepla, el sindicato de pilotos, según el cual la plantilla de Spanair habría estado operando “al límite de su actividad”, con falta de mecánicos y con los propios pilotos asumiendo funciones que no son las suyas específicas por afectar al mantenimiento, no deben ser interpretadas temerariamente.

En virtud de ello los testimonios de alarma que dejaron grabados o enviaron por sus teléfonos móviles algunos de los siniestrados, tienden a ser irrelevantes también para establecer con fiabilidad la realidad de lo sucedido. Parece inevitable sospechar que podría existir una estrategia de evasivas, tal vez en función de la importancia de dejar al tiempo la tarea enfriadora que le compete en estos casos.

No sería el primer ejemplo de larga demora en el conocimiento público de lo registrado en las cajas negras, siempre en espera de que la hipersensibilidad inmediata de opinión pública y de las familias de las víctimas se vaya apagando o atenuando merced a diversas circunstancias. De ahí que sea tan importante ahora no abandonar la administración del tiempo a conveniencias ajenas a la estricta verdad. Una cadena de responsabilidades quizá afectara a los poderes públicos en su necesaria labor de control de la seguridad del tráfico aéreo.

Estamos obviamente ante una lamentable historia en la que se podrían involucrar algo más que frivolidades comerciales y egoístas intereses merecedores todos de una escrupulosa investigación. Una investigación que, no faltaría más, se promete oficialmente en medio de alardes de dolor y solidaridad.

El presidente del Gobierno, última autoridad que acudió en Barajas al consuelo de las familias, cuando avanzaban las horas y la movilización de ministros y altos cargos autonómicos y municipales estaba en marcha, se ha apresurado, llegado su turno, a prometer todo lo que existe en su ocasional fondo de mercedes.

La verdad es que al zapaterismo le empiezan a tocar peligrosos infortunios. Diríase que le va abandonando la famosa “baraka”. El año 2008, umbral de su segundo mandato, se está cebando en él, y zarandeando su imagen política. La crisis económica ha puesto en entredicho su capacidad de previsión y, sobre todo, le ha sometido a riesgos con los que no contaba. Nada se diga de los problemas de financiación de las autonomías y de los desafíos tanto de Cataluña como del País Vasco, por sólo citar los principales.

La estrategia de diálogo con ETA, y por consiguiente la esperanza de ZP en el sentido de pasar a la historia como un nuevo príncipe de la paz, al modo de Espartero tras el provisional abrazo de Vergara con el general Maroto y sus precarios carlistas, va quedando diluida entre los nubarrones del horizonte.

La cotización de España en materia diplomática y de política exterior se ha desplomado tanto como los valores de la Bolsa. En nuestro país subir, lo que se dice subir, es algo que parece concernir tan sólo a las hipotecas, por la vía del euribor, y a los éxitos deportivos en las especialidades, sobre todo, de fútbol, ciclismo y baloncesto.

De la garantía del tenis nacional ha respondido Rafa Nadal y va que arde. Y poco más dio en este sentido el mítico “a por ellos”. Quien ha venido “a por nosotros” ha sido el fatídico destino personificado por Spanair. A por nosotros y a por Zapatero, como queda indicado en esa tragedia sospechosa.

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