ZAGREB.- El candidato socialdemócrata Zoran Milanovic
ganó hoy las elecciones presidenciales de Croacia este domingo, según
el escrutinio de la mayoría de los colegios electorales que cerraron a
las 19.00 hora local (18.00 GMT).
Con
el 75 % de los colegios escrutados, Milanovic obtiene un 53 % de los
votos frente al 47 % de su rival, la actual presidenta, la conservadora Kolinda Grabar-Kitarovic.
Milanovic,
exprimer ministro, jurista y diplomático de 53 años, era el candidato
del partido socialdemócrata SDP y de otras doce formaciones menores,
mientras que Grabar-Kitarovic estaba respaldada por la gobernante Unión Democrática Croata (HDZ), del primer ministro Andrej Plenkovic.
El actual Gobierno croata está liderado por la conservadora HDZ y el primer ministro, Andrej Plenkovic, preside este semestre la Unión Europea (UE).
El cargo presidencial es sobre todo protocolario en Croacia, una antigua república yugoslava, que se independizó en 1991.
El ex primer ministro
socialdemócrata Zoran Milanovic, que prometió hacer de Croacia un país
más tolerante, resultó ganador en las presidenciales al derrotar este
domingo a la presidenta saliente, conservadora, que intentó ganarse el
favor de la derecha más dura.
Según los resultados casi
definitivos de la Comisión Electoral, Zoran Milanovic obtuvo el 52,73 %
de los votos, contra el 47,27 % de la presidenta saliente, Kolinda
Grabar-Kitarovic.
La segunda vuelta electoral tuvo lugar pocos días después
de que Croacia asumiera la presidencia rotativa de una Unión Europea que
tendrá que gestionar la era pos-Brexit, cuando el Reino Unido salga del
bloque.
Estos comicios han dejado patente el ascenso de la
derecha dura en un país que se enfrenta a la presión de los migrantes en
sus fronteras y, al igual que sus vecinos de los Balcanes, a un éxodo
masivo de sus habitantes. Eso sin contar una corrupción endémica.
Pero
los electores prefirieron la "Croacia normal" prometida por el
socialdemócrata Zoran Milanovic a la "Croacia auténtica" que pregonaba
la saliente Kolinda Grabar-Kitarovic junto con el partido HDZ,
conservador.
El nuevo presidente, un exdiplomático de 53 años, prometió en campaña que haría de Croacia "República para todos".
"Permanezcamos
unidos en nuestras diferencias", lanzó tras la victoria. Los cuatro
millones de croatas "buscan [su] lugar en Europa, que es, pese a todos
los problemas, el mejor lugar para vivir, el proyecto más pacífico en el
que Croacia pueda encontrar su lugar".
Kolinda Grabar-Kitarovic,
de 51 años, que en 2015 se convirtió en la primera jefa del Estado
croata, fue perdiendo terreno en campaña frente a sus rivales.
En su intento de ser
reelegida, Grabar-Kitarovic,de 51 años, quiso atraer al ala dura del
electorado de derecha que en la primera vuelta votó por un cantante
populista.
Grabar-Kitarovic,que obtuvo el 27% de los votos en la
primera vuelta, hizo hincapié en campaña en su patriotismo y en la
guerra de 1991-1995, un asunto muy delicado en el país.
Por su parte, Zoran Milanovic no dejó de recordar que "la
guerra ha terminado" y que había llegado el momento de que Croacia
"luche por su lugar en Europa".
El socialdemócrata reiteró al
depositar su voto que los comicios "no eran una batalla contra alguien
sino un intento por convertirse en un país normal, honesto".
En Croacia, la función presidencial es más que nada honorífica.
Ahora, la derrota de
Grabar-Kitarovic podría complicarle las cosas al partido que la apoyaba,
el HDZ, y al primer ministro moderado Andrej Plenkovic para las
legislativas de otoño.
La formación de centroderecha, que domina
la vida política del país desde su independencia, había respaldado al
100% la candidatura de Grabar-Kitarovic.
La presidenta saliente prometió a su sucesor una
"transferencia civilizada de la autoridad" e hizo un llamado para
"seguir unidos por Croacia".
La presidenta se había presentado como una madre de familia común, destacando sus orígenes modestos.
Sin
embargo, sus detractores criticaron sus meteduras de pata, como el
haber cantado en el cumpleaños del alcalde de Zagreb, salpicado por
varios casos de corrupción, y a quien la conservadora le prometió
llevarle "pasteles" si acababa "en la cárcel".
Además, también fue
criticada por restar importancia a los crímenes del régimen ustacha,
colaboracionista con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial,
que suscita una creciente nostalgia en el país.
Por su parte, los
simpatizantes del vencedor ven en él a un hombre inteligente y
ambicioso, aunque sus opositores lo consideran arrogante.
Sus
partidarios aplaudieron en 2011 la llegada al poder de este hombre
exento de los cargos de corrupción que salpican a muchos integrantes del
HDZ. Pero su gobierno decepcionó, incapaz de luchar contra el
clientelismo y de desarrollar la economía.
Croacia es el último país que se adhirió a la UE, en 2013, pero su
economía, muy dependiente del turismo, es una de las más débiles de los
Estados miembros.
La adhesión ha acelerado el éxodo de los
croatas en busca de una vida mejor, pero también a causa de la
corrupción, el clientelismo y la mala calidad de los servicios públicos.
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