MADRID.- Una fuga de película para uno de los grandes nombres del sector automovilístico. Carlos Ghosn, antiguo presidente de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi,
abandonó Japón el pasado 29 de noviembre, donde permanecía retenido
bajo investigación judicial, y apareció en su patria adoptiva, Líbano,
ante la sorpresa y furia de las autoridades niponas.
Todavía
sigue si aclararse como Ghosn, que tenía retirados sus tres pasaportes y
estaba sometido a una estrecha vigilancia por parte de las autoridades
niponas, logró abandonar su arresto domiciliario en Tokio y salir del
país. Según Reuters, que cita a fuentes cercanas al ex directivo, éste
habría contado con la ayuda de una compañía de seguridad privada formada
por antiguos militares, y habría salido de Japón volando a Beirut via
Estambul en un vuelo chárter.
Desde su nueva residencia, Ghosn,
que fue arrestado cuando iba a abandonar Japón en noviembre de 2018 tras
denunciar Nissan irregularidades en sus finanzas personales, se declara
«seguro y combativo». Desde el gobierno libanés no
prevén la apertura de acciones legales en su contra, porque habría
entrado al país legalmente con pasaporte francés.
El directivo, nacido
en Brasil, tiene también la nacionalidad libanesa. Sus tres pasaportes,
no obstante, estaban en manos de sus abogados en Japón. Líbano no tiene
tratado de extradición con el país asiático, donde el magnate se
enfrenta a diversos cargos por conducta financiera inadecuada, que él
niega. Tanto Francia como Líbano han asegurado que desconocían los
detalles de la fuga y que no habrían ayudado al directivo a llevarla a
cabo.
Ghosn
permanecía confinado en su casa de Tokio bajo los términos de su
libertad bajo fianza, que obligaba, entre otras medidas de seguridad, a tener cámaras para registrar las entradas y salidas.
Asimismo, se le había impedido comunicarse con su esposa Carole, que
según algunas fuentes habría tenido un importante papel a la hora de
orquestar la fuga. Además, tenía un acceso limitado a internet y otras
formas de comunicación. De acuerdo con Reuters, no obstante, el
embajador de Líbano en Japón le visitaba diariamente.
Varios medios libaneses habían asegurado que Ghosn escapó en un contenedor de madera dedicado al transporte de instrumentos musicales,
después de un supuesto concierto privado en su casa –de canto
gregoriano, para más señas–, ayudándose de su baja estatura (1,67
metros) y complexión delgada. El pasado marzo, el magnate ya se había
camuflado como obrero de la construcción para tratar de despistar a los
periodistas, sin éxito. Su mujer, no obstante, aseguró que se trata de
«pura ficción», aunque declinó dar más detalles de la fuga.
Según «The
Wall Street Journal», la huida fue el fruto de tres meses de
planificación. Tras abandonar su domicilio, fue trasladado al aeropuerto
de Kansai, en Osaka, donde fue introducido en un avión modelo
Bombardier Global con destino a Estambul, donde tomó otra aeronave,
ambas a nombre de una empresa turca.
Ni siquiera el piloto, de acuerdo
con el rotativo norteamericano, sabía que el empresario viajaba en su
interior. «Fue una operación muy profesional», aseguraron las fuentes,
que precisaron que se encuentra en buen estado de salud.
En un comunicado, Ghosn aseguró que había escapado «de la injusticia y de la persecución política»,
y anunció que comparecerá ante los medios a partir de la próxima
semana, aunque sin dar detalles de su fuga para evitar perjudicar a
quienes le habían ayudado a escapar. Entre los cargos que afronta en
Japón, que él atribuye a una conspiración para evitar la fusión de
Renault y Nissan, se incluye el haberse enriquecido a través de pagos de
concesionarios en Oriente Medio, inflar su salario y ocultar algunos de
sus ingresos.
Nissan lo despidió tras una investigación interna que,
entre otras irregularidades, habría hallado una transferencia de cinco
millones de dólares de dinero de la compañía a una cuenta personal.
Desde antes de su arresto el magnate mantiene un fuerte apoyo popular en
el país, donde es considerado un héroe, y donde se han llegado a
manifestar bajo el lema «Todos somos Carlos Ghosn».
Tras su
llegada a Beirut, Carlos Ghosn, que se declara ahora «seguro y
combativo», se resguarda en la casa de un familiar de su mujer Carole,
libanesa de nacimiento, a la espera de realojarse en breve en su villa
del exclusivo barrio de Achrafieh.
En un comunicado, el magnate asegura
que comparecerá ante los medios a partir de la semana que viene, para
dar su versión de lo ocurrido y defenderse de las «acusaciones injustas»
a las que se enfrenta, que atribuye a una conspiración para frenar la
fusión entre Renault y Nissan.
En su país de acogida, patria de sus
padres y lugar donde pasó gran parte de su infancia, el magnate es
considerado un héroe, ejemplo de hombre hecho a sí mismo y empresario de
éxito. Se especuló incluso con que el mismo presidente del país, Michel
Aoun, le habría brindado una calurosa acogida a su llegada, lo que fue
desmentido posteriormente por un portavoz de su oficina de prensa y recoge Abc.
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