miércoles, 15 de enero de 2020

EEUU y China firman un "trascendental" acuerdo comercial


WASHINGTON.- Tras casi dos años de conflicto, Estados Unidos y China, las mayores economías del mundo, firmaron el miércoles una tregua que genera alivio en todo el mundo. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien esta jaqueado por un juicio político que puede costarle el cargo, calificó de "trascendental" el acuerdo.

No obstante, los aranceles sobre productos importados en cientos de miles de millones de dólares seguirán vigentes, por lo cual los consumidores y empresas estadounidenses deberán seguir pagando la cuenta.
El acuerdo, llamado de "fase uno", incluye el compromiso de China de elevar sustancialmente sus compras de productos estadounidenses, proteger la tecnología estadounidense y aplicar nuevos mecanismos de cumplimiento de normas comerciales.
"Hoy damos un paso trascendental que nunca hemos dado antes con China" y que asegurará "un comercio limpio y recíproco", dijo Trump en la ceremonia del firma del texto en la Casa Blanca.
Mientras Trump hablaba largamente y sin pausa, las principales cadenas de televisión interrumpieron la transmisión en vivo de la ceremonia para dar paso a la presentación en el Congreso de los cargos en su contra.
La distensión de las fricciones entre ambas potencias animó a los mercados en las últimas semanas, en tanto la imposición de nuevos aranceles salió de escena.
Trump firmó el acuerdo con el viceprimer ministro de China Liu He, que fue el principal negociador de Pekín.
Trump también agradeció al líder chino Xi Jinping y dijo que visitaría a China "en un futuro no muy lejano.".
"Las negociaciones fueron duras", dijo Trump pero condujeron a un resultado "increíble".
No obstante dijo que la eliminación de los aranceles será posible "si conseguimos alcanzar la fase dos" del acuerdo.
"Los voy a dejar. De no ser así, no tendría cartas para negociar", admitió.
En una carta a Trump, leída por Liu, Xi dijo que el acuerdo "es bueno para China, para Estados Unidos y para el mundo entero".
No obstante los asuntos más delicados quedaron para ser resueltos en la "fase dos" de las negociaciones. Entre esos asuntos pendientes, se cuentan los enormes subsidios a las industrias estatales.
Un par de horas antes de la firma, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, presionó a Pekín a mantenerse en la mesa de negociaciones y hacer mayores concesiones, entre ellas algunas sobre ciberseguridad y acceso de firmas estadounidenses a China, para que Washington pueda aliviar los aranceles vigentes.
"En la fase dos habrá reducciones adicionales", dijo Mnuchin a la cadena CNBC. "Eso le da a China un gran incentivo para volver a la mesa y aceptar asuntos adicionales que aún no están resueltos", dijo.
No obstante, elementos del acuerdo que Washington considera como logros, efectivamente llevan la relación entre las superpotencias al mismo lugar en que estaban cuando Trump entró en la Casa Blanca en 2017.
"La primera fase del acuerdo entre Estados Unidos y China es en esencia una tregua comercial, con grandes compras dirigidas por el estado como añadido", aseguró en un análisis la economista Mary Lovely del Instituto Peterson de Estudios Económicos. 
"La tregua es una buena noticia para Estados Unidos y para la economía mundial", añadió.
Advirtió, sin embargo, que "se seguirá viendo el impacto de esto en los costos más elevados de las empresas y en inversiones más lentas".
Tras anunciar el acuerdo el 13 de diciembre, Estados Unidos canceló una nueva salva de aranceles que regiría dos días después. Además prometió reducir a la mitad el arancel de 15% a productos chinos por 120.000 millones de dólares que le impuso desde el 1 de setiembre.

¿Qué dice el acuerdo?

China aceptó importaciones adicionales de bienes estadounidenses por 200.000 millones de dólares en dos años, según el texto firmado en la Casa Blanca por Trump y Liu.
Esa cantidad incluye 32.000 millones de dólares en productos agrícolas y marinos, casi 78.000 millones de dólares en bienes como aeronaves, maquinaria y acero, y 52.000 millones de dólares en productos del sector de energía.
Los agricultores estadounidenses han sido duramente golpeados por la guerra arancelaria; la exportación de soja a China, por ejemplo, cayó a 3.000 millones de más de 12.000 millones en 2017. El gobierno dio 28.000 millones de dólares en ayudas a los productores agrícolas en los últimos dos años.
Pero muchos economistas se preguntan si existe la capacidad para cubrir tal demanda.
Y Lovely duda sobre lo apropiado que pueda ser depender tanto del mercado chino.
"También significa que podría ocurrir una represalia china, moderando la voluntad de los agricultores a invertir para cumplir con los elevados objetivos de exportación del pacto", dijo.


 Se mantienen puntos conflictivos

Pekín y Washington promocionaron el tratado de “Fase 1” como un paso adelante tras meses de conversaciones intermitentes y los inversores recibieron la noticia con alivio. Pero también había escepticismo de que la relación comercial entre ambos países se esté recuperando.
El acuerdo no aborda los problemas económicos estructurales que llevaron al conflicto comercial, no elimina completamente los aranceles que desaceleraron a la economía mundial y establece objetivos de compras difíciles de alcanzar, dijeron analistas y líderes de la industria.
Si bien reconoció la necesidad de nuevas negociaciones con China para resolver una serie de otros problemas, el presidente Donald Trump resaltó el pacto como una victoria para la economía de Estados Unidos y las políticas comerciales de su gobierno.
“Juntos estamos corrigiendo los errores del pasado y brindando un futuro de justicia económica y seguridad para los trabajadores, agricultores y familias estadounidenses”, afirmó Trump en declaraciones en la Casa Blanca junto a funcionarios de ambos países.
El viceprimer ministro chino, Liu He, leyó una carta del presidente Xi Jinping, en la que el líder elogió el tratado como una señal de que los dos países podrían resolver sus diferencias con el diálogo.
La pieza central del acuerdo es una promesa de China de comprar productos agrícolas y otros bienes y servicios estadounidenses al menos por un adicional de 200.000 millones de dólares en dos años, sobre una base de 186.000 millones de dólares en adquisiciones en 2017, dijo la Casa Blanca.
Los compromisos incluyen 54.000 millones de dólares en compras adicionales de energía, 78.000 millones de dólares en adquisiciones adicionales de manufacturas, 32.000 millones en más productos agrícolas y 38.000 millones de dólares en servicios, de acuerdo al documento del pacto divulgado por la Casa Blanca. 
Liu afirmó que las empresas de su país comprarían 40.000 millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses anualmente en los próximos dos años “en base a las condiciones del mercado”. Pekín había renunciado a un compromiso de adquirir cantidades fijas de bienes y firmó nuevos contratos de soja con Brasil desde que comenzó la disputa comercial.
El tratado no termina con los aranceles de represalia sobre las exportaciones agrícolas estadounidenses, hace que los agricultores “dependan cada vez más” de compras controladas por el Estado chino y no aborda “grandes cambios estructurales”, dijo en un comunicado Michelle Erickson-Jones, una productora de trigo y portavoz de Farmers for Free Trade.
Pese a que el pacto podría ser un impulso para los agricultores, fabricantes de autos y de maquinaria pesada de Estados Unidos, algunos analistas ponen en duda la capacidad de China de redireccionar importaciones desde otros socios comerciales hacia Estados Unidos.
Trump, quien adoptó la política “Estados Unidos Primero” que apunta a reequilibrar el comercio global en favor de las compañías y trabajadores de su país, afirmó que China prometió acciones para enfrentar el problema de la piratería y falsificación de bienes, y que la Fase 1 incluye una fuerte protección de los derechos de propiedad intelectual.
Más temprano, el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, dijo a Fox News que el acuerdo sumaría 0,5 puntos porcentuales al Producto Interno Bruto estadounidense en 2020 y 2021.
La Fase 1, alcanzada en diciembre, canceló los planeados aranceles de Washington sobre teléfonos celulares, juguetes y computadores portátiles chinos y redujo a la mitad la tasa sobre otros bienes del gigante asiático valorados en unos 120.000 millones de dólares, que incluyen televisores de pantalla plana, auriculares Bluetooth y calzado.
Pero mantendrá el 25% de gravámenes sobre una vasta gama de bienes y componentes industriales chinos por valor de 250.000 millones de dólares utilizados por los fabricantes estadounidenses y también los aranceles de represalia de Pekín sobre bienes de su contraparte valorados en más de 100.000 millones de dólares.
El mandatario estadounidense, que ha estado promocionando la Fase 1 como un pilar de su campaña a la reelección este año, aseguró que aceptaría eliminar las tarifas restantes una vez que ambos países hayan negociado la “Fase 2” del tratado. Agregó que dichas negociaciones comenzarían pronto.
“Todos saldrán tan pronto como terminemos la Fase 2”, dijo Trump, quien agregó que visitaría China en un futuro no muy lejano. 



Documento del acuerdo comercial EEUU-China (en inglés) here

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