NUEVA DELHI.- En la India, uno de los países con peores índices de
nutrición infantil del mundo, un gesto tan simple como guardar una
pequeña parte de la leche producida en el medio rural para consumo
propio puede marcar la diferencia.
Todos los días
decenas de mujeres del estado de Gujarat, en el oeste de la India,
acuden hasta en dos ocasiones a la cooperativa láctea más cercana para
depositar la leche que ordeñan de sus animales, una rutina que han
seguido durante décadas.
Pero desde hace dos años, agricultoras como la joven de
17 años Yogitha Chowdry, que trabaja en la granja de sus padres, se
llevan a casa hasta un litro de esa leche para compartirla con su
familia y luchar contra la malnutrición.
Antes, con "medio vaso de leche" para todos bastaba, asegura.
Se trata de uno de los cambios impulsados por el proyecto Poshan
Vandan, que pretende "cambiar las prácticas" y formar en materia
nutricional a familias rurales, explicó un portavoz del Fondo de
Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Ankush Singh.
Unicef y la cooperativa local Sumul Dairy apoyan un programa que
también incluye charlas o el reparto de alimentos como leche en polvo.
"Se trata de productos que contienen los nutrientes básicos para
prevenir la desnutrición en las familias", explicó otro miembro de
Unicef, Avirat Bhatt.
Y es que cuando una familia
rural gana apenas 45.000 rupias mensuales de media (unos 571 euros), es
probable que dar una nutrición adecuada a los pequeños no esté en lo más
alto de su lista de prioridades.
"Motivadas por los
ingresos, vendían todo lo que producían (en sus granjas) sin destinar
una parte de la leche al consumo propio", explica Singh.
Prácticas como esta han generado que dos tercios de los niños en la
India no reciban el mínimo de nutrientes para crecer sanos, según el
informe publicado esta semana por Unicef "El Estado Mundial de la
Infancia 2019: niños, alimentos y nutrición".
Lo que
es más alarmante, según el informe, es que uno de cada dos menores
indios se ve afectado por la malnutrición y casi el 80 % de los niños de
entre 6 y 23 meses carecen de una dieta diversa.
Cambiar la nutrición infantil supone un duro desafío en un país donde
las frutas y los productos lácteos permanecen fuera del alcance de gran
parte de la población debido a los precios y la falta de concienciación.
Esta deficiencia de vitaminas y nutrientes en las dietas de los niños y
adolescentes supone el factor de riesgo más severo para la aparición de
enfermedades como la anemia, que prevalece en casi el 40,5 % de los
menores de cinco años y que afecta a la mitad de las mujeres indias,
según Unicef.
Además, esta situación se produce en un
contexto mundial donde la pobreza, la urbanización, el cambio climático
y las malas elecciones alimentarias contribuyen a generar dietas poco
saludables.
La publicación del informe de Unicef esta
semana coincide con la del Índice del Hambre (GHI) de 2019, que sitúa a
la India en el puesto 102 de los 117 países contabilizados.
Uno de cada cinco niños en la nación asiática pesa menos de lo que
debería, según el documento elaborado anualmente por la ONG alemana
Welthungerhilfe (Ayuda Mundial contra el Hambre) junto a la irlandesa
Concern Worldwide y el Instituto Internacional de Investigación sobre
Políticas Alimentarias (IFPRI).
En este contexto, el
Gobierno indio se ha marcado el ambicioso objetivo de lograr que la
India se declare un país libre de desnutrición para el año 2022.
Para lograrlo ha impulsado iniciativas como "Take-home rations"
("Llévate la ración a casa"), que proporciona suplementos dietéticos a
niños, adolescentes y madres jóvenes, con el objetivo de frenar las
deficiencias en vitaminas y otros nutrientes esenciales causados por
dietas poco saludables.
"No pararemos la malnutrición
en la India hasta que no detengamos la desnutrición en las mujeres",
advirtió en un acto en Nueva Delhi el jefe de nutrición de Unicef India,
Arjan De Wagt.
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