lunes, 28 de enero de 2019

Suu Kyi busca atraer inversión a Birmania a pesar de la crisis rohinyá

RANGÚN.- La líder de facto del Gobierno birmano, Aung San Suu Kyi, reafirmó hoy el compromiso del país en acometer cambios políticos y económicos para atraer la inversión extranjera, sin mencionar los numerosos conflictos registrados en el país, entre ellos la campaña de limpieza étnica contra los rohinyá.

La nobel de la Paz y consejera de Estado resaltó la localización geográfica de Birmania, que hace frontera con los dos mayores mercados en crecimiento: China e India, durante el discurso de apertura del primer Foro para la Inversión en Birmania.
Con un mercado interno en crecimiento, recursos naturales, mano de obra barata y un gran potencial agrícola, Suu Kyi, incidió en la "inmensa oportunidad de inversión" en Birmania, a pesar de la lentitud y los "retos" que suponen los cambios en la Administración, en un acto celebrado en Naipyidó y retransmitido en directo por la Cámara de Comercio.
Birmania, que estuvo gobernada por el Ejército desde 1962 hasta 2011, comenzó hace ocho años un proceso de transición hacia la democracia que desembocó en las elecciones de 2015, donde salió vencedora la Liga Nacional para la Democracia, liderada por Suu Kyi.
"Como última frontera para la inversión en el Sudeste Asiático, ofrecemos al mundo grandes oportunidades de inversión", declaró la mandataria al reafirmar su compromiso en crear "un entorno favorable a la inversión" tras enumerar en su exposición decenas de planes de desarrollo y cambios legislativos.
El Producto Interior Bruto de Birmania, uno de los países más pobres de Asia, creció 6,6 por ciento en 2018 y se estima un aumento del 7 por ciento para el presente año, según datos del Banco Asiático para el Desarrollo.
En su discurso de media hora, Suu Kyi no hizo referencia a los numerosos conflictos armados abiertos en varios estados del país, ni a la ofensiva del Ejército birmano en el estado Rakáin -en el oeste de Birmania- contra miembros de la etnia rohinyá.
Unos 723.000 rohinyá han huido a Bangladesh desde agosto de 2017 a raíz de la campaña castrense, que la ONU denunció como "genocidio intencional" y calificó como "limpieza étnica de manual".
Rakáin, que ocupa una larga franja costera en el oeste del país, es una zona con ricos recursos naturales y una situación geoestratégica clave, aunque también con una de las mayores tasas de pobreza del país.
Birmania no reconoce la ciudadanía a los rohinyás, a los que considera inmigrantes bengalíes, y les somete desde hace años a todo tipo de discriminaciones, incluidas restricciones a la libertad de movimientos.

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