LONDRES.- El líder de los laboristas lo tenía todo a favor para que éste hubiera
sido su gran momento: Theresa May ha presentado un plan de brexit que
nadie quiere, todos los sectores alertan del peligro de una salida sin
acuerdo y el país está dividido. Pero Corbyn no termina de contentar a
nadie. Esta semana vuelve a jugársela, según el diario Público, de Madrid.
Es mayo de 2016 y queda menos de un mes para la
celebración del referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la
Unión Europea. Los partidos están en plena campaña. Los pro-brexit lo
están dando todo. …Y Jeremy Corbyn, el líder de los laboristas, decide irse de vacaciones.
Aquel gesto le acompañará para siempre por más que,
ya con los resultados de la votación sobre la mesa, sus colegas
insistieran en aclarar que sólo fue “un fin de semana largo” .
Para muchos, aquello fue sólo una prueba más de la tibia actitud que
Corbyn mantuvo durante toda la campaña del referéndum. Phil Wilson, que
presidió el grupo parlamentario Labour for Britain llegó a acusarle de “sabotear y debilitar” la
campaña anti-brexit del partido y haber hecho menos porque Reino Unido
permaneciera en la UE que los propios David Cameron y Theresa May.
Todavía hay hay quien se lo sigue reprochando.
Lo cierto es que Jeremy Corbyn siempre debió
de imaginar que el resultado de esa votación podría convertirse en la
pieza fundamental con la que tendría que lidiar durante su mandando. No
en vano, se convirtió en líder de los laboristas apenas 4 días después
de que el Parlamento británico diera luz verde a la celebración del
referéndum el 12 de septiembre de 2015.
Por eso, la duda durante estos años siempre ha sido
-y sigue siendo- qué piensa realmente respecto a este tema un hombre que
en el referéndum de 1975 votó a favor de que Reino Unido abandonara la Comunidad Económica Europea;
que en 1993 se pronunció en contra del Tratado de Maastricht que
estableció la Unión Europea y avanzó hacia la unión económica y
política; que votó en contra del Tratado de Lisboa en 2008; y que en un
artículo en su página web llegó a decir que la UE "siempre ha sufrido un
grave déficit democrático”.
Corbyn ante el brexit
Sólo quince días antes de que se celebrara el referéndum, a le preguntaron en un programa de la BBC que valorara del 1 al 10 su pasión por permanecer en Europa y Corbyn respondió “entre 7 y 7 y medio”.
Salta a la vista que Corbyn siempre ha tenido que lidiar con su
euro-esceptisismo –“que no anti-europeísmo”, como aclaran sus
colaboradores mas cercanos– y la postura del partido que estaba
liderando, claramente a favor de permanecer en la UE.
De ahí que la victoria del brexit fuera un mazazo para su partido tanto como para David Cameron.
Siguiendo la estela del entonces primer ministro, en el partido de la
oposición también hubo una oleada de dimisiones de miembros del
ministerio en la sombra, pero Corbyn nunca presento su renuncia y eso
también se le reprochó.
Tanto que su propio partido presentó una moción
de no confianza sobre él. La perdió con más del 75% de los votos en su
contra, pero si Theresa May ha demostrado en las últimas semanas que es
una mujer aferrada a un cargo, Jeremy Corbyn no se queda atrás. A pesar
de la derrota y con el partido dividido, se negó a dimitir.
Aquello
provocó una grave división dentro de los laboristas aunque con él tiempo
Corbyn se reafirmó como líder: ganó las elecciones del partido con más
votos que la vez anterior y en las generales de 2017 le dio a los
laboristas 30 nuevos escaños –nunca antes desde 1945 habían ganado
tantos–.
Corbyn frente al acuerdo de May
Así que con el reloj del brexit marcando ya la cuenta
atrás y con el plan de Theresa May sobre la mesa, Corbyn lo tenía todo
para convertirse en el gran líder que pusiera en aprietos los planes del
gobierno. Pero en todos estos meses a Corbyn le ha faltado firmeza y se
le ha reprochado no dejar claro qué es lo que de verdad cree y no
defender con convicción que Reino Unido no debe abandonar la UE.
Centrado en conseguir que se celebren elecciones anticipadas, no presentó la moción de confianza contra Theresa May que todos le reclamaban y esperó a que lo hicieron los tories y
la perdieran; perdió la moción de no confianza que presentó contra el
Gobierno; se ha negado a reunirse con May para hablar del famoso plan B;
y con el partido dividido entre si apoyar o no un segundo referéndum, ha pasado de perfil y puntillas por el tema hasta que no le ha quedado más remedio.
Sin salirse de debajo del paraguas para no mojarse,
la semana pasada por fin se le vio un gesto en ese sentido: después de
que May presentara su nuevo plan, Corbyn presentó una enmienda con la que pide al parlamento que busque alternativas a un brexit sin acuerdo,
incluido un segundo referéndum. Pero el texto es tan vago sobre ambos
aspectos que en la votación ni siquiera contará con el respaldo de
algunos diputados laboristas que ya han presentado 'enmiendas a la
enmienda'.
Así que todo apunta a que este martes, otro día crucial en la historia del brexit, se saldará con una nueva derrota para Jeremy Corbyn.
Habrá que ver si esto sirve para que se reafirme en su ambigüedad o
para que finalmente se pronuncie rotundamente a favor o en contra de un
segundo referéndum, porque mientras tanto el reloj sigue corriendo y
justo el martes estaremos a sólo dos meses del 29 de marzo, la fecha
prevista para que Reino Unido abandone la Unión Europea.
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