BERLÍN.- "Estamos viviendo una caída de la
demanda china", reconoce Franz Hampel que, como muchos pequeños
empresarios alemanes, sigue de cerca las turbulencias de la economía
asiática y confía en que vuelva a crecer.
"Nuestros
socios chinos están nerviosos. La actividad fue muy buena para ellos en
los últimos años pero ahora se preguntan qué les depara el futuro",
explica Hampel, presidente de una PME de 230 empleados especializada en muebles que trabaja en 20 países.
"Las fuertes fluctuaciones de la moneda china" incitan a los compradores
en China a frenar sus compras por falta de seguridad sobre el futuro,
cuenta.
Garant-Möbel no es la única empresa preocupada por la
economía china en una Alemania que está muy bien implantada en el país
asiático desde hace años.
"Parece claro que el boom del
crecimiento con dos dígitos se ha terminado", lamenta Jan-Christoph
Block, director de ventas internacionales de Getriebebau Nord, una
compañía de Bargteheide (norte) que fabrica motores y componentes.
"Todavía se puede crecer pero cada vez es más difícil en este mercado",
asegura.
Estos dos empresarios representan al llamado Mittelstand,
el grupo de numerosas PME alemanas, muchas veces familiares, que
exportan mucho y fueron pioneras en vender a China donde los productos
'made in Germany' son muy apreciados.
Igual que los grandes grupos del país como Volkswagen, BMW o BASF, las compañías del Mittelstand también están muy expuestas al freno de la economía china.
En
2016, el PIB chino crecería un 6,7%, menos que el 6,9% de 2015, lo que
supondría su peor resultado desde 1990, según las previsiones del Banco
Mundial.
En 2014, Alemania exportó a China por valor de 74.000
millones de euros, una cifra que no toma en cuenta las facturación de
las filiales de empresas alemanas en el país.
Ese mismo año, los
grandes grupos alemanes cotizados en la bolsa de Fráncfort facturaron
130.000 millones de euros en China, según el centro de estudios
especializado EAC.
Estas cifras explican por qué las caídas de las
bolsas chinas en las últimas semanas afectan directamente al DAX de
Fráncfort, que ha perdido un 7,28% desde el 1 de enero.
Sin embargo, China sigue teniendo un "enorme potencial" de crecimiento, según Jan-Christoph Block.
"Actualmente
hay más de 52.000 empresas alemanas activas en China que representan un
millón de empleos. El freno de la coyuntura china no es indoloro para
estas empresas. Pero el potencial sigue estando ahí", asegura
Alexandra Voss, directora de la cámara de comercio germano-china en el
norte del país asiático.
Muchas empresas confían en que surjan
efecto las grandes inversiones con las que las autoridades de Pekín
quieren convertir a China en un líder mundial de la innovación y las
nuevas tecnologías y no en la gran fábrica del mundo que ha sido hasta
ahora.
"Las preocupaciones relacionadas con China son exageradas", asegura Erik Nielsen, un economista de UniCredit, y explica que "los últimos índices sugieren que la actividad
económica se estabiliza y que probablemente volverá a aumentar en los
próximos meses".
En noviembre, los pedidos industriales alemanes
superaron las previsiones gracias a un aumento dentro de Alemania pero
también en el extranjero.
"Sería imposible que las empresas
alemanas publicaran cifras si China se ralentizara dramáticamente",
según Nielsen.
Franz
Hampel tampoco pierde la esperanza. "China sigue siendo una oportunidad
gracias al aumento del salario medio y porque hay cada vez más gente
que quiere comprar bienes de consumo", asegura.
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