OTTAWA.- Canadá reporta hoy un incremento sostenido de la pobreza y las
desigualdades socioecónomicas desde los años 90, aunque fue uno de los
países desarrollados que mejor enfrentó la recesión de 2008.
Según un reciente estudio de la organización independiente Junta de
Conferencia de Canadá, la proporción de niños pobres en la nación
norteamericana pasó de 12,8 por ciento a 15,1 en la actualidad, o sea
uno de cada seis.
Los investigadores consideran ese dato una preocupación para el futuro porque también detectaron que cada vez hay menos jóvenes que asisten con regularidad a las escuelas y están motivados por superarse.
En el caso de los adultos, el material ilustró que una de cada 10 personas en edad laboral vive por debajo de la línea de la pobreza, lo cual representa un incremento de 9,4 a 11,11 por ciento en el periodo estudiado.
Además mostró una brecha mayor entre los canadienses ricos con los de las clases media y baja.
El uno por ciento de los ciudadanos adinerados, más de 250.700 personas, acaparan el 10,6 por ciento de todos los ingresos del país
La Junta alerta que esa situación persistirá y podría agravarse mientras continúe la distribución desigual de la riqueza para las familias monoparentales, de bajos ingresos económicos o de comunidades indígenas, todas consideradas las más vulnerables.
Los investigadores consideran ese dato una preocupación para el futuro porque también detectaron que cada vez hay menos jóvenes que asisten con regularidad a las escuelas y están motivados por superarse.
En el caso de los adultos, el material ilustró que una de cada 10 personas en edad laboral vive por debajo de la línea de la pobreza, lo cual representa un incremento de 9,4 a 11,11 por ciento en el periodo estudiado.
Además mostró una brecha mayor entre los canadienses ricos con los de las clases media y baja.
El uno por ciento de los ciudadanos adinerados, más de 250.700 personas, acaparan el 10,6 por ciento de todos los ingresos del país
La Junta alerta que esa situación persistirá y podría agravarse mientras continúe la distribución desigual de la riqueza para las familias monoparentales, de bajos ingresos económicos o de comunidades indígenas, todas consideradas las más vulnerables.
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