viernes, 15 de septiembre de 2023

Lagarde reconoce que ahora es el momento más difícil para la economía europea


FRÁNCFORT.- El BCE ha revisado al alza su previsión de inflación, que no alcanzará el ansiado objetivo del 2% en su tasa general hasta el tercer trimestre de 2025, y recortado la de crecimiento. Prevé de hecho un estancamiento económico en la zona euro en el tercer trimestre de este año, lo que no ha impedido que le temblara el pulso para decidir una subida más de tipos, la décima consecutiva. Un aumento que desatará las críticas y las dudas de si el banco central se habrá excedido al endurecer un peldaño más su política monetaria.

Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha reconocido hoy en rueda de prensa que la zona euro está en un momento de crecimiento económico “muy lento”. 

La previsión del banco central es de un nulo crecimiento intertrimestral en este tercer trimestre de 2023 y del 0,1% en el cuarto trimestre del año. 

“El momento más difícil es ahora, confiamos en que el crecimiento aumentará en 2024″, ha defendido Lagarde. El año próximo, según las previsiones del BCE, el crecimiento del PIB será del 1%, medio punto menos de lo estimado en junio.

Pese a las alzas de tipos acumuladas, Lagarde también ha advertido que el objetivo de inflación ni siquiera se habrá alcanzado en 2025 para la tasa subyacente, que permanecerá sobre la meta del 2% durante todo ese año.

En definitiva, el BCE sube tipos en un entorno con todos los ingredientes para la estanflación, en una economía sin apenas crecimiento y en la que la inflación se modera solo a duras penas. 

El detalle de las nuevas previsiones elaboradas por el BCE contempla que la inflación aún seguirá en la zona euro en el 5% en el tercer trimestre de este año, para ir moderándose después al 3,3% en el cuarto trimestre del año y al 2,9% en el cuarto trimestre de 2024. Pero no será hasta el tercer trimestre de 2025 cuando el BCE logre cumplir su objetivo de encauzar el IPC al 2%. Para el cuarto trimestre de ese año, los precios ya crecerán a una tasa de solo el 1,9%.

El BCE ha reconocido que el ajuste al alza en sus previsiones sobre la evolución de los precios (en 2024 prevé un IPC del 3,2%, frente al 3% de junio) se debe en gran medida al encarecimiento de la energía. 

Así, ahora maneja una previsión para el barril de petróleo para este año de 82,7 dólares, frente a los 78 dólares que contemplaba en junio. Su previsión para 2024 también sube de 72,6 a 81,8 dólares el barril y la que estima para 2025, desde los 70,4 dólares de junio a los 77,9 de sus proyecciones de septiembre.

Descontando el precio de la energía y los alimentos, la inflación subyacente tampoco dará una tregua rápida. Incluso a pesar de que el BCE sí estime su moderación frente a los pronósticos de junio. 

Ahora contempla para la tasa subyacente una media del 5,1 % en 2023, del 2,9 % en 2024 y del 2,2 % en 2025. Sin embargo, la subyacente no llegará a la meta del 2% en ningún momento de 2025, ni siquiera en el cuarto trimestre de ese año, en que el BCE calcula una tasa del 2,1%.

Lagarde se ha defendido en rueda de prensa de las críticas por el efecto arrollador que las continuas alzas del tipos están causando en la economía, hasta el punto de empujarla al borde de la recesión.

 “No queremos una recesión, sino la estabilidad de precios para los ciudadanos”, ha defendido. Pero las previsiones que maneja el BCE apuntan sin remedio a un estancamiento que roza la recesión, que sí será un hecho en algunas economías de la zona euro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario