viernes, 14 de julio de 2023

¿Ha entrado la Tierra en la era del Antropoceno por la acción humana?


TORONTO.- Los científicos creen que están a punto de demostrar que la Tierra ha entrado en una nueva era por primera vez en 11.700 años con la llegada del Antropoceno, o el punto en que la influencia de la Humanidad sobre la geología del planeta es irreversible.

Un pequeño lago a las afueras de Toronto ha sido identificado como el lugar para proporcionar el punto de referencia formal para la nueva era, tras una extensa investigación realizada por el Grupo Internacional de Trabajo sobre el Antropoceno, compuesto por geólogos y científicos históricos.

El grupo se formó en 2009 y asumió el reto de definir y establecer la era del Antropoceno en relación con la línea del tiempo de la Tierra de 4.600 millones de años. La actual era del Holoceno comenzó a finales de la última era glacial. 

Los científicos implicados afirman que los cambios del planeta ya no pueden explicarse sin tener en cuenta la actividad e intervenciones humanas, cuyos efectos son evidentes desde la década de los 50.

"Podemos ver que el hombre ha creado una nueva Tierra más allá de la biosfera", dice Jürgen Renn, científico y miembro del Instituto Max Planck para la Historia de la Ciencia, refiriéndose a las áreas de la Tierra donde ya no existe vida.

  "Si de verdad queremos entender el sistema, no solo tenemos que tener en cuenta las esferas tradicionales de la Tierra, como la hidrosfera, la atmósfera y la biosfera, también la tecnosfera humana", afirma.

El concepto del Antropoceno fue introducido por primera vez en el año 2000 por el Premio Nobel de química atmosférica Paul Crutzen, y ha ido ganando interés y aceptación lentamente entre la comunidad científica.

Durante la tres últimos años, el grupo de trabajo ha investigado para encontrar una "espiga dorada" o punto que define el comienzo de una nueva era ecológica.

Para comprobar que los signos del Antropoceno están presentes en el planeta, el equipo evaluó y votó 12 lugares potenciales, incluyendo la península Antártica, Beppu Bay en Japón, la Cueva Ernesto en Italia, Flinders Reef en Australia y el Lago Crawford en Ontario, Canadá. 

En todos los lugares, los investigadores buscaron señales de marcadores hechos por el hombre, como radionucleidos artificiales, partículas de combustión, neobiota -organismos que aparecen en áreas donde no son nativos- y contaminantes orgánicos, que señalan el cambio planetario causado por el hombre.

El Lago Crawford ofrece los cambios más evidentes en las especies y la actividad humana en los fósiles a lo largo del tiempo, dado que su profundidad de casi 24 metros significa que el material que se hunde hasta el fondo se preserva.

"El Lago Crawford es representativo de los cambios que el tiempo desde 1950 ha hecho que sea geológicamente diferente desde antes y merecedor, creemos, de una espiga dorada", afirma Francine McCarthy, miembro de AWG.

Los marcadores de plutonio en las rocas permitieron a los científicos identificar el inicio de la Guerra Fría, debido al material radioactivo que cayó de la atmósfera durante los ensayos con armas nucleares.

También observaron evidencias de rápidos cambios geológicos debido a los combustibles fósiles, fertilizantes de nitrógeno y nuevas especies, lo que indica que el Antropoceno podría haber empezado en la década de los 50.

Además de identificar el Lago Crawford coincidiendo con el cuarto Congreso Internacional sobre Estratigrafía en Lille esta semana, los investigadores realizarán presentaciones sobre por qué debería darse por hecho la era del Antropoceno y la fecha en que se inició. Se espera que la votación final se produzca el próximo año durante el Congreso Internacional Geológico en Busan, Corea del Sur. 

Sin embargo, los investigadores puntualizan que la votación podría anunciar una nueva fase del Holoceno, en lugar de la era del Antropoceno. Añaden que anunciar el Antropoceno podría provocar acciones políticas para limitar el impacto de la Humanidad sobre la Tierra.  

"Nada de esto iba a evitar, incluso hace un siglo, que entráramos en una nueva era. Demuestra que los impactos combinados de la Humanidad pueden cambiarse rápidamente para bien y para mal", afirma el presidente de AWG Colin Waters, desde la Universidad de Leicester. "En ese sentido, hay esperanza".  

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