ATENAS.- Diez años después de una
de las peores crisis de su historia, Grecia teme que su economía caiga
de nuevo en una recesión profunda provocada por la pandemia de
coronavirus.
Aunque el país tiene menos casos y fallecidos que sus
vecinos europeos, Grecia "no será una excepción en la recesión muy
profunda prevista a nivel mundial", advirtió el martes el primer
ministro griego Kyriakos Mitsotakis.
El país esperaba para 2020 un crecimiento del 2,4%.
Pero
el confinamiento general impuesto desde hace seis semanas para frenar
la pandemia provocará un retroceso del Producto Interior Bruto (PIB) de
un 10% en 2020, antes de una recuperación del 5,5% en 2021, según el
Fondo Monetario Internacional.
El FMI, acreedor de Grecia junto a
la Unión Europea y al Banco Central Europeo, cree que el turismo, que
representa un 12% del PIB, sufrirá pérdidas enormes.
El Estado griego podría perder este año entre 8.000 y 10.000 millones de euros en ingresos, según el primer ministro.
Sin embargo el gobierno y los expertos matizan estas cifras.
El
ministro de Finanzas, Christos Staikouras, cree que habrá una recesión
limitada al 4,7%, Según el experto Panayotis Petrakis "el escenario que
se mantiene, si no hay agravación de la pandemia, es un retroceso del
6%".
Este profesor de economía de la Universidad de Atenas explica
que "la crisis actual no preocupa tanto como la de 2010, que tenía
características diferentes".
Entonces Grecia perdió una cuarta
parte de su PIB y el desempleo se disparó a más del 27% de la población
activa. Hoy es del 16%, el más alto de la zona euro.
"La nueva recesión afectará al desempleo, pero no al coste de las obligaciones griegas", apunta Panayotis Petrakis.
En
2010, el déficit público aumentó hasta el 12,7% del PIB y la tasa
prohibitiva de las obligaciones griegas impidió la financiación en los
mercados. La posibilidad de un default hizo temblar a la zona euro.
Los
griegos todavía recuerdan la imagen de Georges Papandréou, el primer
ministro socialista de entonces, anunciando un plan de rescate el 23 de
abril de 2010 en un puerto del islote de Kastelorizo, en el mar Egeo.
El 2 de mayo de 2010
Atenas firmó el primer "memorándum" con sus acreedores, un plan de
rescate drástico a cambio del primero de un total de tres préstamos a
Grecia por un total de 350.000 millones de euros.
Tres días más
tarde, tres personas murieron en un incendio durante una manifestación
multitudinaria en Atenas, el preludio de numerosas huelgas y protestas
violentas.
Los griegos tuvieron que acostumbrarse a términos como
"excedente presupuestario" o "deuda pública" y seguir a diario la visita
a los ministerios de los representantes de la 'troika' (el apodo de los
acreedores) que exigían recortes de salarios y pensiones, despidos y
aumentos de impuestos.
Grecia no
pudo volver a financiarse en los mercados hasta 2018, tras haber saneado
sus finanzas públicas. El precio que tuvo que pagar fue el
empobrecimiento de su población.
La tasa de interés de la deuda griega a diez años cayó a su menor nivel en febrero, por debajo del 1%.
Esta vez "el país no tiene riesgo de default pese a una deuda pública importante", del 176% del PIB apunta Panayotis Petrakis.
Sin
embargo, "la demanda de obligaciones griegas podría verse afectada
porqué estarán en competición con las de otros socios europeos", añade.
Un estudio del banco Eurobank prevé que los bancos que fueron recapitalizados durante la crisis estarán de nuevo bajo presión.
Frente al coronavirus, el
gobierno anunció 17.500 millones de euros de ayudas a las empresas y
los empleados, un monto que sube hasta 24.000 millones con los fondos de
la UE.
Pero muchos trabajadores del sector privado están en una
situación de desempleo temporal y temen ser despedidos. El ministro de
Finanzas advirtió del riesgo de un desempleo cercano al 20%.
Con menos de 150 víctimas de coronavirus, la salida del
confinamiento empezará el lunes en Grecia con la reapertura de los
pequeños comercios. Los cafés y los restaurantes no volverán a abrir
hasta el 1 de junio.
"Los daños económicos son irreparables", dice
Stergios Vassiliou, que tendrá que reorganizar su taberna en Rafina,
cerca de Atenas, para cumplir las reglas de distanciamiento social.
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