lunes, 24 de septiembre de 2018

¿Dónde negociar el Brexit: en Bruselas o en Londres? / Luis Alcaide *

El truco del Brexit, co­menta Pascal Lamy (exjefe del ga­bi­nete de Jacques Delors y ex­di­rector de la OMC): “no es otro que el de or­questar un en­car­ni­zado com­bate con Bruselas que re­suelva el pro­blema de Londres”. El Brexit no es sólo una ne­go­cia­ción entre el RU y la UE si no una disputa des­co­munal dentro del par­tido con­ser­vador bri­tá­nico entre par­ti­da­rios de un acuerdo y los de­fen­sores de una rup­tura to­tal. 

El compromiso de Theresa May, elaborado en Chequers con su apuesta por mantener al RU dentro de la Unión Aduanera (aranceles cero entre las partes y tarifa exterior común junto a la renuncia a negociar unilateralmente acuerdos comerciales con terceros países y aceptar la legislación comunitaria), es no sólo la propuesta presentada a los 27 miembros de la UE sino un buen guiño a su propio partido y al Parlamento Británico para obtener su aprobación.

Una doble apuesta del gobierno británico: acuerdo con Bruselas y la convalidación por su Parlamento. Ahora bien, el acuerdo con la Unión no quedará totalmente cerrado, faltarán detalles y matices que se irán discutiendo a lo largo de las negociaciones, pero sí incluiría de entrada la aceptación por el lado británico de su deuda pendiente con la UE de 39.000 millones de libras, así como la resolución del contencioso irlandés.

No habría frontera aduanera entre las dos Irlandas, lo que significa que Irlanda del Norte formaría parte de la unión aduanera. Correspondería a los británicos configurar el cómo resolver la entrada y salida de mercancías entre Irlanda del Norte y el resto del RU.

Salzburgo es la primera etapa, contrarreloj, de la reciente negociación en la que se incluye la nueva propuesta británica. El resultado de la carrera se resolverá en noviembre en la cumbre europea. Los 27 ocuparán una sala y los británicos otra distinta en el piso superior. Y si hay acuerdo las dos partes se reunirían todos juntos para la firma de lo acordado. Entre Salzburgo y la cumbre europea se correrá una etapa en el RU: la Conferencia del Partido Conservador. ¿Seguirá después la carrera?

Desde Salzburgo al de 30 de septiembre, reunión de los conservadores británicos, los colaboradores de Theresa May tendrán que esforzarse para conseguir el mayor número de apoyos al compromiso de Chequers (el nombre de la villa donde se han redactado las propuestas presentadas a la UE). La primera ministra se enfrenta a la difícil tarea de evitar el acoso y derribo de su gobierno. Nuevas elecciones.

Ahora bien, si como afirma un miembro del gabinete de la primera ministra británica, la propuesta de negociación con la UE fuese rechazada y cayese el gobierno, alguien tendría que explicar a los votantes del partido conservador por qué “exponer el país a los marxistas”.

Palabras durísimas con trágicos antecedentes. En 1937 Hallifax visita a Hitler en las montañas muniquesas. Al final de las conversaciones el ministro británico de Exteriores escribió a su primer ministro Baldwin: “el nacionalismo y el racismo son fuerzas poderosas pero yo no las considero ni contra natura ni inmorales… no dudo que estas personas odien sinceramente a los comunistas y le aseguro que si nosotros estuviésemos en su lugar experimentaríamos los mismos sentimientos”. (L´ordre du jour. Eric Vuillard).

Aquellas palabras fueron consentidas y aceptadas como una señal de apaciguamiento. Ahora se pronuncian de cara a una eventual victoria del laborista radical Jeremy Corbyn.

La cumbre en Salzburgo de esta semana es el preámbulo de una negociación que debe resolverse en la cumbre de noviembre de la UE. Entre esas dos fechas la Conferencia del Partido Conservador y el interrogante de unas próximas elecciones. Si el líder laborista Corbyn se suma a los conservadores que apuestan por el Brexit, los radicales separatistas de Johnson conseguirían su propósito: Un Brexit duro.

¿Tiene Theresa May un plan B con la esperanza de que los descalabros que se avecinan y la ferocidad de los adversarios dentro de su partido reorienten a la ciudadanía e influyan en el Parlamento a su favor?



(*) Economista del Estado en España


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