LONDRES.- El Gobierno británico presentó
este miércoles el presupuesto anual para el ejercicio 2016-2017
respondiendo a los nubarrones de la economía mundial con más recortes y
admitiendo que el crecimiento no será el previsto.
El ministro de
Finanzas, George Osborne, presentó el presupuesto en el Parlamento y
admitió además que la deuda pública será mayor de lo esperado (82,6% del
Producto Interior Bruto en 2017), pero mantuvo su objetivo de presentar
unas cuentas públicas con superávit en cuatro años como máximo.
Según
los nuevos datos, el crecimiento en 2016 será del 2% (en vez del 2,4%
previsto en noviembre), en 2017 será de un 2,2% (en lugar del 2,5%), en
2018 será del 2,1% (y no del 2,4%), en 2019 de un 2,1% (en vez del 2,3%)
y en 2020 del 2,1% (y no un 2,3%).
Osborne advirtió que tales previsiones dependen de que el país siga en la Unión Europea (UE) tras el referéndum del 23 de junio.
"Nuestra
economía es más fuerte, pero las nubes acechan y tenemos que actuar
ahora para no tener que pagarlo luego", dijo el ministro, uno de los
llamados a suceder al primer ministro, David Cameron. "Necesitamos
superávit para que la proxima generación no tenga que pagar nuestras
deudas", explicó.
Sin embargo, para el líder de la oposición, el
laborista Jeremy Corbyn, el Gobierno "no ha conseguido ni equilibrar las
cuentas ni equilibrar el sufrimiento". Para Corbyn, la austeridad de
los conservadores "es una opción ideológica, no una necesidad
económica".
El ministro atribuyó el recorte de las previsiones a
un "peligroso cóctel de amenazas" económicas mundiales, que aumentan la
necesidad de seguir con los recortes y el rigor presupuestario: "el
Reino Unido no es inmune a las sacudidas, pero no significa que no tenga
poder para hacer algo", dijo en el Parlamento.
Pese a la revisión
del crecimiento, Osborne insistió en que las cuentas públicas tendrán
superávit antes de las próximas elecciones y lo cifró en 10.400 millones
de libras (13.200 millones de euros, 14.650 millones de dólares) para
el ejercicio 2019-2020.
"Cuando yo llegué al puesto, el Reino
Unido pedía prestada una libra por cada cuatro que gastábamos, el año
que viene será 1 por cada 14 que gastamos".
Las nuevas cuentas
prevén un ahorro de 50 peniques adicionales por cada 100 libras de gasto
público y mantienen su promesa de acabar con el déficit público y
presentar unas cuentas con superávit antes de las elecciones de 2020.
En
total, el gobierno de David Cameron tiene que ahorrar 4.000 millones de
libras (5.600 millones de dólares, 5.000 de euros) adicionales a los
recortes que ha ido esbozando en los últimos años para cumplir tal
objetivo.
Osborne
anunció además la creación de un impuesto especial a los refrescos
azucarados para combatir la obesidad. "Introduciremos un nuevo impuesto a
la industria de los refrescos que será recaudada a las empresas e
introducida en dos años para darles tiempo a cambiar la composición" de
las bebidas, que se han convertido "en uno de los principales factores
de la obesidad infantil".
Aunque los analistas coincidieron en que
el presupuesto no castiga demasiado a la población por la proximidad
del referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea, el 23 de junio,
la oposición y algunos sectores que dependen de las ayudas públicas
pusieron el grito en el cielo.
Los laboristas estiman que los recortes harán que 200.000 discapacitados pierdan 3.000 libras anuales en ayudas.
Ello
supondrá un ahorro de 1.200 millones de libras (1.700 de dólares, 1.525
de euros) para las arcas públicas, según cifras del Gobierno, pero las
organizaciones de discapacitados lo han descrito como un "golpe".
"Es
otro golpe inoportuno a la independencia de la gente discapacitada",
dijo Liz Sayce, directora de Disability Rights UK.
En el capítulo
educativo, Osborne prometió que las escuelas públicas pasarán a ser
totalmente independientes y libres de la intervención del Estado y que
se alargará la jornada de los estudiantes de secundaria en una hora cada
día.
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