BRUSELAS.- Los ministros de Comercio de la Unión Europea
tratarán de cerrar este viernes en Luxemburgo la posición europea para
un acuerdo comercial con Estados Unidos cuyas negociaciones esperan
poder lanzar a finales de mes, pero que Francia amenaza con bloquear si
no se atiende a su reivindicación de excluir del trato el sector
audiovisual.
París reclama una "excepción cultural" con la que proteger el cine
europeo de la potencia de Hollywood y de gigantes como Google que
controlan su difusión en Internet, mientras que Bruselas cree que "no
tiene sentido" dejar fuera el sector al completo porque fijará unas
"líneas rojas" con las que salvaguardar la identidad cultural europea.
La llamada 'excepción cultural' permite apoyar a la industria con
subvenciones y cuotas de exhibición para sus creaciones.
El Parlamento Europeo y la industria del cine europeo han
escenificado en los últimos días su apoyo a la posición francesa y han
criticado al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso,
porque dudan de las garantías que ofrece. El miércoles fue el propio
primer ministro galo, Jean-Marc Ayrault, y su ministra de Cultura,
Aurélie Filippetti, quienes afirmaron que Francia ejercería su derecho a
veto si no hay cambios en el mandato negociador para el acuerdo
transatlántico sobre comercio e inversión (ATCI).
También otros países de la Unión Europea han pedido protección
para la cultura del Viejo Continente y hasta 14 delegaciones, entre
ellas Italia y Alemania, firmaron el mes pasado una carta exigiendo
garantías para la "excepción cultural".
Pero el acuerdo transatlántico que quieren negociar las partes
abarca muchos más sectores que el audiovisual --como el del automóvil,
la agricultura o el transporte aéreo-- que son de gran interés para
Europa y que habrían llevado a suavizar las reservas de países afines a
la "sensibilidad" francesa. La cultura es algo "importante", pero no
como para hacer "saltar" un acuerdo comercial de tanto peso, según un
diplomático de uno de los países vecinos de Francia.
De hecho, horas antes de la cita en Luxemburgo, el secretario de
Estado español de Comercio, Jaime García-Legaz, y su colega británico,
Vince Cable, han firmado una declaración conjunta en la que toman
distancia de París y destacan las ventajas económicas que un eventual
acuerdo tendría para las industrias europeas. En el texto, abogan por
avanzar con compromiso firme en las negociaciones y piden que no haya
"miedo" a hablar de "todos" los sectores.
"Asumimos que van a ser unas negociaciones difíciles. Surgirán
sensibilidades particulares tan pronto como la Comisión Europea y las
autoridades estadounidenses comiencen, ambas partes temerán que el otro
sea más competitivo en algunas áreas (...), pero ese miedo no debería
impedirnos hablar de todas las cuestiones y sectores relevantes", dice
la declaración.
España, junto a más de una decena de Estados miembros, es firmante
de otra declaración suscrita en una reunión de ministros de Cultura de
la UE en la que se pidió protección para la cultura europea en las
negociaciones con Estados Unidos, lo que fue interpretado como un apoyo a
las reivindicaciones de Francia.
Las ventajas económicas de un convenio comercial de estas
características para los dos bloques serían importantes, según un
estudio encargado por Bruselas al Centro de investigación de política
económica de Londres que cifra en 119.000 millones de euros anuales los
beneficios para la UE y de 95.000 millones aproximadamente para Estados
Unidos.
Y aunque el sector audiovisual parece el último escollo para
lanzar los contactos formales, hay otros asuntos polémicos que podrían
complicar las negociaciones comerciales, según fuentes comunitarias. Por
ejemplo, los organismos genéticamente modificados (OGM), para los que
la legislación es mucho más laxa en Estados Unidos, o el sector del
transporte marítimo, que la parte norteamericana siempre ha rehusado
abordar en otros acuerdos.
La oposición de Francia es relevante porque, aunque la Comisión
afirma que bastaría una mayoría cualificada para lanzar las
negociaciones, los servicios jurídicos del Consejo sostienen que es
necesaria la unanimidad de los 27 para dar por bueno el mandato e
iniciar los contactos. Si no se excluye el sector audiovisual, el
mandato afectaría a la identidad cultural europea, protegida por el
Tratado de la UE, argumentan.
En cualquier caso, el Ejecutivo comunitario, responsable de
negociar en nombre de los 27 con Washington, insiste que en los
contactos con los estadounidenses defenderá las ayudas y cuotas del
sector europeo, así como conservar un "margen de maniobra" para que la
UE pueda adaptarlas en el futuro. "Lo que lo complica todo es cómo
controlar esa excepción en el futuro", explican fuentes europeas, porque
deberá adaptarse a un mercado digital en constante evolución y dominado
por empresas norteamericanas.
"No se trata de lo que podremos ver en el cine del barrio, sino lo
que podremos descargar en nuestro iPad o en nuestro ordenador",
recalcan, tras conceder que se en otros acuerdos comerciales que la UE
ha negociado con terceros países ha habido "excepciones", pero nunca
ante un mercado "tan importante".
Cuando anunciaron el futuro arranque de las negociaciones, Barroso
y el presidente norteamericano, Barack Obama, confiaron en poder dar el
pistoletazo de salida este mismo junio, algo que no será posible sin un
mandato europeo. Por ello no se descarta que el asunto llegue a los
líderes europeos en la Cumbre que celebrarán en Bruselas los días 27 y
28 de junio si no hay un acuerdo el viernes.
Por otro lado, los ministros prevén también discutir en su cita de
este viernes sobre las condiciones laborales en Bangladesh y el modo en
que la Unión Europea podría exigir a sus socios terceros mejores
estándares de seguridad laboral y medioambiental a la hora de negociar
acuerdos bilaterales. Países Bajos y Francia han pedido tratar este tema
tras los últimos siniestros en distintos talleres en Bangladesh que
trabajaban para firmas internacionales, incluidas marcas europeas, y que
costaron la vida a decenas de trabajadores.
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