sábado, 27 de noviembre de 2010

Dudas sobre si se trazarán o no compromisos legales en la próxima cumbre del clima en Cancún

CANCÚN.- La XVI Conferencia del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) transcurrirá del 29 de noviembre al 10 de diciembre en el famoso balneario mejicano de Cancún, con la participación de unos 25.000 representantes de 194 países y la asistencia de una veintena de jefes de Estado.

  "Será una Cumbre del Clima de bajo perfil", han opinado algunos, al saber que se pretende no abordar el tema de la continuidad del Protocolo de Kyoto y los compromisos vinculantes de las naciones desarrolladas, cruciales para ralentizar el calentamiento global.

A un año de la fallida Cumbre de Copenhague, Dinamarca, y tras varias rondas negociadoras en Bonn, Alemania, y una reunión previa en Tianjin, China, la ONU considera que, "objetivamente", sólo hay condiciones para dedicarse a organizar la transferencia de la ayuda financiera y tecnológica para la mitigación y la adaptación.

Una visión muy diferente tienen los representantes de movimientos y redes sociales, organismos sectoriales y comunales y organizaciones no gubernamentales, también convocados a Cancún para sesionar en foros alternos.

Están dispuestos a librar batallas pacíficas, pero intensas, en conferencias, debates, actos y manifestaciones que tendrán lugar de forma paralela al evento oficial, en áreas del propio balneario.

Las autoridades mejicanas estiman que unas 12.000 personas participen en ese programa colateral que se realizará en la llamada Villa Climática, bajo estrictas medidas de seguridad, aunque han prometido no intervenir en ningún tipo de manifestación salvo por causa de fuerza mayor.

Hay un consenso general, de que las exigencias y protestas de la sociedad civil mundial seguirán haciendo hincapié en la urgencia de trazar compromisos legales que obliguen al mundo desarrollado a disminuir sus emisiones.

Además, reclamarán la entrega de los fondos financieros a corto plazo prometidos hace un año en Copenhague, de los que todavía no se ha visto nada.

Las críticas a las naciones desarrolladas han subido de tono durante 2010, año sacudido por varias catástrofes naturales atribuidas al cambio climático y que han perjudicado a millones de personas.

Casi todo el mundo las acusa de no tener voluntad política para solventar la crisis del clima, y de querer trasladar sus responsabilidades al mundo en desarrollo.

Otro reclamo es el de la aplicación de la llamada justicia climática, mediante la elaboración de un cuerpo jurídico encaminado a proteger las naciones emergentes y más vulnerables.

Incluso se exige la creación de un Tribunal de Justicia Climática.

Ese importante tema debe incluirse en la COP 16, de acuerdo a sus organizadores, pero no se ha oído hablar nada más más sobre el asunto.

Pero, si en el entorno de la COP 16 la marea de movimientos y organizaciones sociales mantendrá su presión, la voz de representantes de los pueblos también se hará sentir vigorosamente en las sesiones.

A principios de octubre, la última reunión preparatoria realizada en la ciudad porturaria de Tianjin, aprobó incluir en el documento a negociar en Cancún importantes propuestas aprobadas en la Cumbre de los Pueblos y los Derechos de la Madre Tierra, realizada este año en Cochabamba, Bolivia.

El logró cristalizó tras vencerse serios obstáculos, pues en el documento original remitido desde Bonn solo aparecían las propuestas que privilegiaban las sugerencias de mecanismos de mercado, en general rechazadas por los países emergentes por su probada ineficacia.

Por ejemplo, se incluyen las posiciones de Cochabamba contrarias al llamado mercado del carbono.

Además, dentro de esas propuestas se incorporó la valoración del impacto de las guerras en el incremento de la emisión de gases de efecto invernadero, un asunto de creciente actualidad y a pesar de ello ignorado hoy día.

La Cumbre de los Pueblos realizada en Bolivia propone, además, que el seis por ciento del Producto Interno Bruto de los países desarrollados se dedique a la financiación de acciones contra del cambio climático.

Los representantes de los pueblos esperan que esta vez no se repitan las burdas e irrespetuosas manipulaciones de la Comisión organizadora de Copenhague para añadir una pretendida declaración, promovida por Estados Unidos.

Tanto los organizadores mejicanos como la secretaría ejecutiva del CMNUCC han señalado que esa fue una de las deficiencias de Copenhague que no pueden repetirse.

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) lleva una posición sólida y de conjunto para proyectarse, de modo que en Cancún no se derive hacia la defunción del Protocolo de Kyoto.

Tampoco los miembros del ALBA estarán dispuestos a aceptar otra muestra de la "diplomacia selectiva" encabezada por Estados Unidos en Copenhague, firmemente rechazada por la mayoría de la comunidad de naciones consideradas partes.

Integrada por Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Cuba, Bolivia, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbudas, el ALBA también pertenece al bloque del G-77, con similares posturas y principios en torno al tema.

Al respecto, se han venido perfilando áreas de convergencia con la Unión Europea, que deben manifestarse en la cita del balneario.

Con esas expectativas, sólo queda esperar. Los anales de Cancún están por escribirse. Tanto los mejicanos, esforzados con celo en la preparación, y la comunidad mundial, merecemos congratularnos de conjunto por un resulto digno. La suerte está echada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario