jueves, 13 de mayo de 2010

La coalición británica reaviva esperanzas de los mercados pero provoca dudas

LONDRES.- La llegada al poder en Gran Bretaña de una coalición de conservadores y liberal demócratas alivió el miércoles los círculos económicos, que la creen capaz de sanear las finanzas públicas del país, aunque también se interrogan sobre su duración.

"El nuevo gobierno representa de lejos el mejor acuerdo posible para los mercados financieros en las circunstancias actuales", señaló Rossa White, de la firma irlandesa Davy Research.

La libra y el Footsie-100, el índice principal de la Bolsa de Londres, estaban sin embargo dubitativos tras un primer repunte. La divisa británica se despertó de buen humor y ganó dos centavos, hasta los 1,5045 dólares, antes de volver a caer a 1,49.

El Footsie ganó hasta un 0,71%, antes de caer al -0,45%. Sólo las obligaciones parecían serenas, con un rendimiento que retrocedía al 3,815%, contra un 3,886% la víspera.

El Banco de Inglaterra (BoE) publicaba al mismo tiempo perspectivas trimestrales, ligeramente más pesimistas que en febrero: "los riesgos que pesan sobre el crecimiento a largo plazo aumentaron un poco", advirtió la institución, que no descartó tener que inyectar otros miles millones de libras en la economía, un movimiento generalmente desfavorable a la moneda.

El gobernador Mervyn King, que sabe que su institución tendrá más competencias con los conservadores, aprovechó la rueda de prensa para señalar con agrado que los proyectos de acuerdo del nuevo gobierno mostraban "un acuerdo muy fuerte y poderoso para resolver el déficit británico".

La patronal británica también se mostró aliviada tras la formación de la coalición. "Estamos impacientes de trabajar con el nuevo gobierno de coalición en este periodo crucial para la economía", subrayó David Frost, director general de la Cámara de Comercio Británica (BCC).

Según él, "poner orden en las finanzas públicas debe ser prioritario en la agenda" y la coalición "debe ser absolutamente clara en los sectores donde se van a llevar a cabo los recortes presupuestarios, y sobre la necesidad de controlar el crecimiento continuo del tamaño y del coste del servicio público".

Richard Lambert, director general de la Confederación de la Industria Británica (CBI), primera patronal británica, también saludó la alianza: "las empresas quieren un gobierno estable que tenga autoridad para tomar las decisiones difíciles que serán necesarias para mantener encarrilada la recuperación económica y para luchar contra el déficit presupuestario", afirmó.

"Esta coalición debería tener los escaños y el mandato para hacerlo".

La coalición tendrá una "cómoda" mayoría de por lo menos 80 escaños y un 59,1% de los votos, estimó Michael Saunders de Citigroup. El problema, señaló el economista, "es que no son aliados naturales y tienen diferencias notables" en sus políticas, y en consecuencia "se plantea el problema de la longevidad de este problema".

Howard Wheeldon, de BGC Partners, era mucho más optimista. "Bienvenidos a la nueva era de la política británica, bienvenidos a la nueva era de la austeridad", declaró convencido de que el pacto "se negoció bien y debería funcionar".

"O esperemos, porque de todos modos no tenemos elección", concluyó.

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