Toyota y otros productores japoneses del sector enfrentan la posibilidad de una suerte similar.
De suceder eso, "el daño para nosotros seguramente será tremendo", dijo el lunes el portavoz de Toyota Motor Corp., Hideaki Homma. "Las condiciones los extremamente difíciles ahora y cualquier evento negativo adicional empeoraría de seguro las cosas".
Un problema importante es que los fabricantes de autos japoneses en Estados Unidos comparten los mismos proveedores de partes que sus rivales norteamericanas.
Si uno de los grandes de Detroit se desploma, los abastecedores le seguirían cuesta abajo, desatando una reacción en cadena que al final dañaría gravemente la producción japonesa en Estados Unidos, un mercado vital.
Además, la crisis en Estados Unidos pudiera llevar a enormes pérdidas de empleos y debilitar aún más los gastos de los consumidores, especialmente en productos costosos como automóviles.
En su conjunto, los tres productores estadounidenses de automóviles emplean a 239.000 trabajadores en el país. Contando los otros negocios que dependen del sector, economistas estiman que 2,9 millones de empleos desaparecerían si las tres compañías quiebran.
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