domingo, 19 de octubre de 2008

Andorra, el valle que bebe de dos economías secas

ANDORRA.- Para algunos, Andorra es un gran centro comercial que, en invierno, además, tiene a sus puertas montones de pistas de esquí. Con esas características forjó su carácter este país ubicado en un valle dominado por un caudal de comercio vinculado inexorablemente a España y Francia, relata "El Mundo".


El consumo de sus 80.000 habitantes tampoco da para más y gracias a esa dependencia transfronteriza creció y creció en los 70, los 80, los 90... Una especie de duty free impulsado por los bajos impuestos y un lugar agradable donde pasar unos días de fiesta a unas pocas horas en coche de sus principales áreas de influencia.

La competencia de las aerolíneas low cost ha beneficiado en los últimos años a otros destinos para las clases medias que hasta entonces se planteaban Andorra como un lugar apetecible donde poder pasar unos días de descanso y aprovechar para hacer compras.Y ahora ha llegado la crisis, con las economías de las clases medias de España y Francia controlando sus carteras para no poner en peligro sus bolsillos. El virus de la caída del consumo en sus países vecinos ya ha entrado en casa.

No es extraño. En 2007 el país recibió 10,73 millones de visitantes.El 58% eran españoles; el 39%, franceses. Esas visitas generan, a través del comercio y la hostelería, el 60% del producto interior bruto (PIB) andorrano. «Continúa viniendo gente a Andorra, pero con un presupuesto que se ha reducido en los últimos dos o tres años», señala el presidente de la Federación de Asociaciones de Comerciantes, David Fraissinet.

No es el único problema del que se adolece el Principado, sobre el que pesan interpretaciones muy críticas. Como la del presidente de la Cámara de Comercio, Francesc Pallàs, quien hace apenas un mes pintaba ante el jefe de Gobierno de Andorra, Albert Pintat, un cuadro desolador. «La economía andorrana ha entrado en recesión», con una caída del PIB que, según los cálculos de la corporación, se situaría en torno al 1,5% y el 2%.

El ministro portavoz del Gobierno andorrano, Juli Minoves, admite que el crecimiento puede verse afectado por la crisis, por hablar de una coyuntura «correcta». En otros casos, el Gobierno ha manifestado que el PIB está creciendo un 1,6%. ¿Cómo puede haber tanta diferencia?

Pues porque la Administración no cuenta ni tan sólo con un Plan Nacional Contable que dé cierta solidez a sus estadísticas macroeconómicas.A partir del próximo año, será otra cosa. Pintat llegó al Gobierno dando por agotado el modelo económico del país, apostando por modificar sus bases, también las fiscales, e intentar homologarse con el resto de países europeos.

La Cámara de Comercio ponía sobre la mesa otras estadísticas para certificar la delicada situación por la que atraviesa la coyuntura andorrana: el nombre de asalariados ha caído un 2,1%, las matriculaciones de turismos, otro 21,5%; la importación de productos ha caído un 4,5%... incluso el consumo de energía eléctrica ha retrocedido un 1,3%.

Y, en conjunto, el comercio acumula desde el pasado mes de marzo una caída de las ventas de un 15%. El verano fue difícil y ahora esperan con los brazos abiertos la nieve. Y a partir de ahí, intentar remontar el vuelo.

La opción de los comerciantes es mantener la ventaja competitiva de siempre, con diferenciales de precios que oscilan entre el 10% y el 20%. «Si hay crisis, los precios de Andorra tienen que ser una oportunidad, debemos ocupar ese agujero que han dejado presupuestos tocados por la crisis que buscan oportunidades», asegura Fraissinet.

Xavier Altamir, presidente de la Confederación de Empresarios de Andorra, considera que el país pirenaico debe asumir sus retos: «diversificar y quitarnos la etiqueta de paraíso fiscal, una etiqueta que, además de negativa, es injusta». Por eso, inicialmente está el Gobierno, por garantizar un sistema más transparente que acabe con el estigma de la opacidad marcado por la OCDE.

En ese marco se encuentra la decisión de abrir los proyectos empresariales en el país al capital extranjero, hasta ahora vetado parcialmente. El 1 de enero una empresa extranjera podrá controlar el 100% del capital -frente al 33% actual- de una empresa en Andorra en algunos sectores: el audiovisual, el comercio electrónico, la medicina estética, la producción industrial en nuevas tecnologías, el de investigación y desarrollo y el de la formación. Esa limitación provoca que los empresarios sean más bien críticos.

«La ley de inversiones extranjeras es muy tímida, debería ser más arriesgada.Tenemos que conseguir proyectos que nos permitan poder vivir más allá del turismo, el comercio y la construcción», señala Altamir. Sectores estratégicos para la economía andorrana como el comercio o la hostelería mantendrán límites del 49% para el capital foráneo y otros más estratégicos como las telecomunicaciones y la electricidad están vetados.

«Damos un tiempo de adaptación para que las empresas se puedan preparar mejor; durante la próxima legislatura probablemente estemos preparados para ahondar más en esa línea», señala Minoves, quien indica que el 60% del PIB andorrano acaba en España.

Otro de los puntos fuertes será la creación de una Ley de Sociedades.Con ella nacerá el primer impuesto directo en un país donde la presión fiscal apenas es del 19%. ¿Y cuál será el tipo impositivo para empezar? «Un tipo bajo», señala Minoves, sin querer dar más pistas. El referente, en este caso, es Irlanda, con un 12,5%.

Sólo 272 parados

Con sólo 272 parados censados de sus 80.000 habitantes, el Principado de Andorra puede hablar de pleno empleo. Fuentes del Gobierno aseguran que la crisis de la construcción ha obligado a reubicar a muchos peones que se habían quedado sin trabajo hacia otros segmentos de empleo. El servicio de empleo absorbe de momento sin problema el excedente de las empresas.

El plan de medidas anticrisis de la Administración se fija especialmente en las economías domésticas, una prioridad criticada por las organizaciones empresariales. Medidas que van en la línea de crear tarifas sociales para rebajar las facturas de luz o el teléfono, la congelación de los precios de los alquileres o un acuerdo con la patronal bancaria para aplazar el pago del principal de las hipotecas durante unos años para aliviar la crisis.

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