FRÁNCFORT.- El Banco Central Europeo reducirá las previsiones de crecimiento el
jueves y probablemente ofrezca la señal más fuerte por el momento de que
hay en camino nuevos estímulos en forma de más créditos baratos, con la
esperanza de impedir que una inesperada ralentización se convierta en
una recesión.
Con una guerra comercial global y la incertidumbre del Brexit sobre
la economía de la zona euro, la confianza empresarial se ha debilitado,
elevando el riesgo de que los temores a una recesión se hagan realidad y
se extiendan desde Alemania e Italia al resto del bloque.
Eso
deja al BCE con el papel ya familiar de tener que apuntalar el
sentimiento y el presidente de la entidad, Mario Draghi, cumplirá, pero
con pequeños pasos inicialmente.
Este movimiento se interpretaría
como una reversión de la política monetaria. El BCE terminó en
diciembre su mayor estímulo a la economía conocido hasta la fecha, y ha
apuntado a una subida de tipos para este año.
Pero otros bancos
centrales en todo el mundo están reculando. La Reserva Federal
estadounidense ha apuntado a una pausa en las subidas de tipos y dijo
que dejará de reducir su balance — una bendición para los inversores de
bolsa.
La primera paso del BCE será ofrecer a los bancos liquidez
para mantener el flujo del crédito al sector empresarial. Después
retrasaría la subida de tipos, que el mercado no espera hasta bien
avanzado 2020.
La primera de estas medidas probablemente llegará
el jueves, incluso aunque no se anuncien todos los detalles. No se
espera un cambio en la guía sobre tipos de interés porque se espera que
el BCE dosifique sus pasos para lograr el máximo impacto.
La decisión del banco sobre tipos se espera a las 12:45 GMT, seguida de una conferencia de prensa de Draghi a las 13:30 GMT.
El
problema es que, con la producción industrial y las exportaciones
menguando, los bancos comerciales ya parecen estar limitando el crédito,
lo que amenaza con reforzar la ralentización.
Los TLTRO,
esencialmente préstamos baratos a varios años para los bancos, podrían
apuntalar el crédito bancario, y lo que es más importante, ayudar a que
los bancos repaguen créditos anteriores.
El BCE teme que si los
bancos comienzan a repagar estos préstamos, que vencerán el próximo año,
su balance se reduzca rápidamente, lo que endurecería la política
monetaria automáticamente justo cuando la economía necesita un apoyo
extra.
Gran parte de la ralentización tiene origen externo y
escapa al control del BCE, que también tiene un arsenal limitado dados
los años previos de estímulos y con unos tipos aún hundidos en terreno
negativo.
Pero por el momento el banco central ha mantenido su
discurso de que el menor crecimiento es temporal y muchos de sus
causantes no existirán después de la primavera.
De hecho, algunos indicadores recientes parecen mostrar señales de estabilización, apoyando la tesis del BCE.
El
BCE publicará las previsiones trimestrales de su personal el jueves. Se
espera un crecimiento que se ralentice hasta el 1,3 por ciento este año
desde el 1,8 por ciento de hace un año, según un sondeo de analistas
elaborado por Reuters, con un rebote sólo percibido para el próximo año.
La inflación se espera por debajo del objetivo del BCE de casi
el 2 por ciento para los próximos años, lo que sugiere que el banco
seguirá incumpliendo su objetivo bien entrada la próxima década.
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