LONDRES.- Los
medios empresariales británicos expresaron su alivio el miércoles tras
la validación por el gobierno de un proyecto de acuerdo sobre el Brexit
que les evita la complejidad incalculable de una salida brutal de la
Unión Europea.
"Se
necesita más claridad sobre la relación final" entre Reino Unido y la
UE, "la incertidumbre sigue siendo alta, pero este es un paso importante
hacia adelante", afirmó Carolyn Fairbairn, directora general de la
principal organización patronal, la CBI.
El
proyecto de acuerdo alcanzado entre el gobierno de Theresa May y la
Unión Europea garantiza entre otras cosas el mantenimiento provisional
del país en la unión aduanera y el periodo de transición que tanto
esperaban los medios empresariales.
Gracias
a esta transitoriedad, las compañías británicas seguirán sometidas a
las mismas reglas que ahora mientras se negocian las condiciones de las
futuras relaciones.
A
falta de este periodo tapón, las empresas se habrían visto, en palabras
de Fairbairn, empujudas "al precipicio" de un Brexit brutal: de la
noche a la mañana el comercio entre Reino Unido y los 27 habrían pasado
bajo la égida de las reglas básicas de la Organización Mundial del
Comercio (OMC), que fija los aranceles a la circulación de mercancías.
Las
consecuencias de un Brexit duro podrían haber sido dramáticas para la
economía británica. En un informe publicado el pasado jueves, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) consideró que el Producto Interior Bruto
(PIB) del país podría ser hasta 7,8% inferior de lo previsto sin el
Brexit.
El sector industrial estaba particularmente preocupado.
Algunos
grupos, especialmente en el sector farmacéutico y alimentario,
empezaron a constituir reservas por precaución. El sector de automóvil,
por su parte, advirtió contra el riesgo de una disparada de los precios
de los vehículos ensamblados en Reino Unidos.
Varios
grandes fabricantes implantados en el país habían previsto
consecuencias nefastas a muy corto plazo si no había acuerdo sobre el
Brexit: el japonés Toyota y el alemán BMW mencionaron un cese temporal
de su producción y Jaguar Land Rover, una reducción de sus inversiones.
Algunas
empresas del sector ya había pasado de las palabras a los actos, como
el fabricante alemán de autopartes Schaeffler que el martes anunció el
cierre de dos fábricas en Reino Unido, amenazando 500 empleos.
En
otros sectores, varios gigantes industriales habían amenazado con
reducir sus gastos en Reino Unido en caso de un Brexit abrupto, en
particular el fabricante aeronáutico europeo Airbus y el conglomerado
alemán Siemens.
Ahora,
con una salida ordenada, estos grupos ganan tiempo adicional para
organizarse, pese a que su funcionamiento entre varios países europeos y
el territorio británico pueda resultar más complejo en el marco del
Brexit.
También el poderoso sector financiero aplaudió el acuerdo.
"El
marco propuesto para la futura relación proporciona una claridad
bienvenida y una base para los servicios financieros", afirmó la City de
Londres, corazón financiero de la capital británica, en un comunicado.
Finalmente
el perjuicio del Brexit para la plaza financiera londinense podría ser
bastante limitado, pese a que algunos defensores de la permanencia
británica en la UE habían pronosticado un éxodo de bancos hacia el
continente.
Algunos
grandes bancos internacionales, como HSBC, Goldman Sachs o UBS, ya
anunciaron su intención de desplazar cientos de puestos de trabajo al
continente europeo, ya sea Fráncfort, París u otra ciudad.
Pero
la magnitud de estos movimientos es bastante baja: un alto responsable
de la City de Londres confió recientemente prever que se vayan
"unos miles de empleos como mucho" en un sector que emplea a 800.000
profesionales en la capital británica.
El acuerdo sobre el Brexit debería permitir limitar estos desplazamientos.
El
texto debe incluir entre otras cuestiones un acuerdo sobre los
servicios financieros para garantizar que se mantienen intercambios
bastante fluidos entre ambas orillas del Canal de la Mancha.
El
acuerda da también un respiro al sector de los servicios. La hostelería
y la restauración, entre otros, estaban preocupados por la posibilidad
de un divorcio brutal que les podría haber privado en muy poco tiempo de
una mano de obra barata procedente del este y el sur de Europa.
Sin
embargo, las consecuencias del Brexit ya son tangibles. El número de
trabajadores de la UE en Reino Unido registró en el tercer trimestre su
mayor retroceso desde el inicio de la serie estadística en 1997: cayó en
132.000 personas para situarse en 2,25 millones.
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