El triunfo demócrata en la Cámara de Representantes, atemperado por
la victoria de los republicanos en el Senado, define con claridad la
flexión habida en la relación de fuerzas cursante en la vida política de
Estados Unidos.
Una flexión que define la recuperación de lo que cabría
entender como izquierda, luego de casi una década ausente de la mayoría
en ella, mientras que el Senado permanece en manos del Partido
Republicano, lo cual reduce este desenlace de las urnas en la mitad del
mandato presidencial de Donald Trump a la condición de sólo
“dentellada”, aunque ésta llegue envuelta en calidades clínica y
gravemente infecciosas para su vida política.
Sí, en la medida que la Oposición Demócrata accede a la posibilidad
de exigir a la Administración Fiscal los términos literales de la
Declaración de la Renta del Presidente Donald Trump, algo que nada le
convenga menos, por las servidumbres de transparencia inherentes a su
espectro patrimonial, obviamente sensible ante la potencial
eventualidad de un proceso de Impeachment.
En otro orden de observaciones es de señalar el “golpe de régimen” en
lo participativo observado en el rango de crecimiento habido con el
voto femenino, de una parte. Y de otra, con el incremento observado en
el número de mujeres candidatas, así como en la diversidad étnica de las
mismas.
Desde una variable óptica, resulta oportuna la observación de cuánto
de respuesta tienen estos cambios a la mucha variación traída por Donald
Trump en la política estadounidense en particular, y en general, a las
relaciones internacionales.
(*) Periodista y abogado español
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