La economía de Estados Unidos se encuentra en situación de pleno
empleo desde ya algunos meses y su tasa de paro es la más baja de la
historia, por debajo del 4% de la población activa. Es la envidia del
mundo, podría decirse. Desde luego es una situación mucho más favorable
que la europea y en particular cuando se relaciona con algunos países
especialmente aquejados por el mal del desempleo, caso de España, con un
15% de tasa de paro. En la zona euro, la tasa media está en el 7%.
El Libro Beige de la Reserva Federal estadounidense acaba de
diagnosticar la especial importancia que tiene en la economía de este
país la escasez de mano de obra cualificada.
Es un escalón nuevo en la
estadística del paro, ya que un país que presenta los mejores registros
en materia de empleo afronta un serio problema de falta de
trabajadores y profesionales especialmente cualificados, lo que
contribuye a frenar el crecimiento económico ante la falta de recursos
humanos para dar vida a los proyectos empresariales y a los ámbitos de
la nueva economía.
Los autores del informe de la Reserva Federal constatan que el
crecimiento de la economía más importante del mundo está siendo modesto,
lo que puede deberse a una falta de mano de obra cualificada en
cantidad suficiente. Estados Unidos es el primer país desarrollado que
reconoce abiertamente este déficit de recursos humanos, lo que se podrá
traducir en el futuro en una intensificación de las corrientes
migratorias hacia este país.
No precisamente inmigraciones procedentes de los países al sur de su
frontera, como estamos viendo estos días con la caravana de migrantes
que suben desde los países subdesarrollados de Centroamérica, sino
migraciones que se están intensificando también, aunque de forma menos
visible pero no por ello menos cuantiosas, desde los países
desarrollados. En los últimos meses, esta migración parece haber tomado
un ritmo bastante más activo que en el pasado, cuando se desarrollaba
meramente a través de los clásicos cauces universitarios.
Hay muchos miles de personas de países europeos, entre ellos de
España, que están encontrando una ocupación y un futuro profesional
bastante atractivo en la mayor economía del mundo. Bueno sería que
esas migraciones fueran fenómenos de ida y vuelta, ya que permitirían a
los países de origen mejorar su capacidad tecnológica y laboral y, a
la postre, añadir un capital de enorme importancia para el desarrollo
futuro de estas economías.
Ante esta situación, la Unión Europea podría desarrollar una labor
de seguimiento del fenómeno migratorio de alta cualificación, tarea que
no se está llevando a cabo. Y, a continuación, establecer incentivos
para que las economías europeas no sufran un proceso de
descapitalización profesional debido al polo de atracción que está
desarrollando la economía estadounidense, con sus universidades y sus
multinacionales, entes convertidos en importantes centros de promoción
de nuevas actividades profesionales.
(*) Periodista y economista español
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