BRUSELAS.- La cumbre del foro Asia-Europa
(ASEM), que reúne a 51 países, comenzó hoy con el objetivo de mejorar
las conexiones y dar un claro mensaje de apoyo al multilateralismo, así
como de hacer valer su capacidad para hacer frente a los retos globales y
al cambio climático.
"Juntos representamos el 60 %
de la población global, el 65 % de la economía mundial y el 75 % del
turismo global; deberíamos hacer uso de ese peso impresionante para
hacer frente a los desafíos globales", dijo el presidente del Consejo
Europeo, Donald Tusk, al intervenir en la inauguración de la cita, a la
que seguirá una cena de gala con el rey Felipe de los belgas.
Tusk dejó clara la importancia de asentar las acciones
comunes en "normas claras" y de "no comprometer las reglas en las que se
basa el orden mundial", en un momento en que el Gobierno del presidente
de Estados Unidos, Donald Trump, cuestiona el multilateralismo.
Por su parte, el canciller austríaco y presidente de turno del Consejo
de la Unión Europea (UE), Sebastian Kurz, recalcó que esta asociación es
"más importante que nunca".
Aludió en concreto al
reto del cambio climático y a que "la gente confía menos en el
multilateralismo", pero expresó su esperanza en que, juntos, los dos
continentes puedan "hacer frente a estos desafíos".
El presidente de Mongolia, Battulga Khaltmaa, destacó la necesidad de
reforzar las conexiones, uno de los grandes temas de la cumbre, para lo
que el grupo de trabajo creado para tal fin en una reunión precedente
explorará más oportunidades de cooperación.
Entre
otros asuntos que abordarán los líderes de las dos zonas se encuentran
desafíos de seguridad como el terrorismo o la no proliferación, los
ciberataques y la inmigración irregular.
De hecho, la
UE firmará mañana con Singapur en los márgenes de la reunión tratados
de libre comercio, protección de las inversiones y cooperación, así como
un acuerdo con Vietnam sobre aplicación de ley forestal, gestión y
comercio.
En paralelo a la cumbre de líderes,
empresarios de ambos continentes subrayaron en un encuentro la
importancia de "profundizar y expandir" la relación entre Asia y Europa.
"Europa y Asia quieren intensificar su cooperación económica y
coinciden en que un comercio abierto basado en normas es una prioridad
clave para ambas regiones", indicó en un comunicado el presidente de
BusinessEurope, la patronal europea, Pierre Gattaz.
Hizo hincapié en la necesidad de "respetar las reglas del mercado, la
transparencia, las compras públicas y la igualdad de condiciones para
todos", como "base para conectar mejor Europa y Asia".
Los ministros de Exteriores de la UE adoptaron en un Consejo unas
conclusiones en las que pidieron que el refuerzo de esa mayor conexión
entre los dos continentes se haga sobre "altos estándares de protección
social y medioambiental", además de "inspirada en el mercado interno"
comunitario, para "alcanzar mayores niveles de igualdad" y "garantizar
el respeto de los derechos individuales".
La patronal
europea destacó las estimaciones del Banco Asiático de Desarrollo sobre
la demanda de infraestructura en ese continente: 1,7 billones de
dólares anuales.
La alta representante de la UE para
la Política Exterior, Federica Mogherini, rechazó que esta sea una
cumbre "antiTrump", al ser preguntada sobre tal extremo a su llegada al
encuentro.
"No organizamos reuniones contra nadie. Tenemos una agenda muy clara, apoya el multilateralismo", enfatizó.
Mogherini señaló que en esta cumbre también se abordarán cuestiones de
seguridad como la situación en la península de Corea o el acuerdo
nuclear con Irán, del que Estados Unidos se ha desmarcado.
Al respecto, destacó que la UE y Asia mantienen "la misma posición"
sobre "la necesidad de mantener el acuerdo y que Irán cumpla totalmente
sus compromisos nucleares".
La jefa de la diplomacia
comunitaria indicó, además, que se centrarán en asuntos que "preocupan
mucho, en particular sobre derechos humanos", como es la situación de la
minoría musulmana rohinyá, víctima de la violencia en Birmania,
desplazada fuera del país.
A la cumbre ha asistido
por parte de Rusia, país al que la UE mantiene sanciones por su papel en
la crisis separatista del este de Ucrania, su primer ministro, Dmitri
Medvédev.
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