PEKÍN.- La continuidad de los estímulos fiscales de Pekín y el
auge vivido por el sector inmobiliario en los últimos meses han mejorado
las proyecciones económicas de China a la espera de que mañana,
miércoles, se publiquen los datos del producto interior bruto (PIB) del
tercer trimestre.
"La economía china este año, y
especialmente en el tercer trimestre, va mejor de lo esperado", aseguró
el primer ministro chino, Li Keqiang, en un discurso pronunciado la
semana pasada en Macao.
La Oficina Nacional de Estadísticas revelará mañana
cuánto creció el PIB chino entre julio y septiembre, tras mantenerse
estable en una expansión del 6,7 % interanual en los dos primeros
trimestres del año, la cifra trimestral más baja desde 2009.
Instituciones como el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) han revisado
al alza sus previsiones de crecimiento de la segunda economía mundial
para este año hasta el 6,6 %, un pronóstico que coincide con el del
Fondo Monetario Internacional (FMI), que también reconoce que las dudas
sobre China se han disipado algo.
Las políticas de
estímulo fiscal del Gobierno chino, que ya contribuyeron a apuntalar el
crecimiento en el 6,7 % en el segundo trimestre, continúan en marcha y,
sólo en agosto, se aprobaron inversiones en infraestructuras valoradas
en 196.600 millones de yuanes (29.400 millones de dólares, 26.200
millones de euros).
El mantenimiento del gasto
público está compensando el bajón que sufre la inversión privada, que
siguió ralentizándose en el tercer trimestre con un incremento acumulado
hasta agosto del 2,1 %, frente al aumento agregado del 2,8 % que
registraba a finales de julio, después de crecer en cifras de dobles
dígitos durante años.
Junto a las inversiones
públicas, la otra gran fuente de dinamismo en la economía china es el
sector inmobiliario, sobre todo en las grandes ciudades, aunque a costa
de crear una burbuja que las autoridades locales están tratando de
pinchar progresivamente.
Ese auge inmobiliario se
apoya en un fuerte crecimiento del crédito -los nuevos préstamos se
doblaron en agosto con respecto a julio y subieron un 17 % en términos
interanuales-, que el FMI ha tachado de "insostenible".
Otra de las grandes fortalezas del gigante asiático, el comercio
exterior, vive horas bajas por la baja demanda mundial y en septiembre
las exportaciones del país cayeron un 5,6 % interanual.
La inflación de China, en cambio, repuntó seis décimas el mes pasado y
ascendió al 1,9 % interanual alejando el fantasma de la deflación, según
los datos divulgados el pasado viernes por la Oficina Nacional de
Estadísticas.
La agencia estadística china también
dio a conocer que el índice de precios al productor (IPP), que mide la
variación en el sector mayorista, registró en septiembre su primera
subida interanual tras una racha de 54 meses (cuatro años y medio)
ininterrumpidos de descensos al aumentar un 0,1 % interanual.
Los expertos atribuyen ese incremento a los mayores precios de las
materias primas, pero también a los efectos del proceso de
reestructuración de los gigantes industriales chinos.
Entre tanto, la creación de empleo se mantiene firme y, antes de cerrar
el tercer trimestre, ya se cumplió el objetivo anual del Gobierno de
generar diez millones de puestos de trabajo urbanos, según avanzó el
primer ministro la semana pasada, quien aprovechó ese dato para insistir
en su mensaje de confianza.
"El rendimiento
económico de China, particularmente en el tercer trimestre, es mejor del
esperado, sobre todo en el empleo", subrayó Li, unas declaraciones
optimistas que suponen un cambio en su discurso de los últimos meses,
cuando defendía que la economía del gigante asiático estaba "básicamente
estable".
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