LONDRES.- El Banco de Inglaterra recortó el
jueves su tipo de interés de referencia por primera vez desde 2009 y
dijo que compraría deuda pública por importe de 60.000 millones de
libras ca para amortiguar el impacto del voto del pasado 23 de junio en
el que los británicos se decantaron por abandonar la Unión Europea.
El banco central -que recortó como esperado su tipo de
interés de referencia del 0,5 al mínimos histórico del 0,25 por ciento-
dijo que esperaba que la economía británica se estanque en lo que resta
de 2016 y que su crecimiento sea débil el año que viene.
Pero además lanzó dos nuevos programas: uno para
comprar en bonos corporativos con alto rating por valor de 10.000
millones de 10.000 millones, y otro -que podría alcanzar potencialmente
hasta 100.000 millones de libras- para garantizar que los bancos sigan
prestando incluso después de la rebaja de tipos.
La libra esterlina caía un 1 por ciento frente al dólar
justo después del anuncio, mientras que las rentabilidades de la deuda
pública británica tocaban mínimos históricos y el principal índice
bursátil británico subía un uno por ciento.
La mayoría de los miembros de la comisión de política
monetaria del banco esperan también volver a rebajar los tipos a un
nivel "cercano pero ligeramente por encima de cero" si la economía
evoluciona con la debilidad esperada.
"Tras la votación del Reino Unido para abandonar la
Unión Europea, el tipo de cambio ha caído y las perspectivas de
crecimiento a corto y medio plazo se han debilitado considerablemente",
dijo el banco central en su informe trimestral de inflación.
El ministro de Finanzas, Philip Hammond, aplaudió
el recorte de tipos y dijo que él y el gobernador del Banco de
Inglaterra, Mark Carney, disponían de "las herramientas necesarias para
apoyar la economía en el comienzo de este nuevo capítulo y abordar los
desafíos que se avecinan".
Los miembros de la comisión no estuvieron completamente unidos en la respuesta al impacto del brexit.
La rebaja de tipos y las medidas para garantizar que
los bancos la trasladan a los consumidores -conocidas como programa de
financiación a plazo (TFS por sus siglas inglesas- contaron con un apoyo
unánime.
Pero tres responsables de política monetaria -Kristin
Forbes, Ian McCafferty y Martin Weale- se opusieron a elevar el objetivo
global del programa de compras de bonos públicos a 435.000 millones de
libras, desde los 375.000 millones alcanzados a finales de 2012.
Aunque varios sondeos empresariales muestran que la
economía británica se ha ralentizado bruscamente y que incluso podría
estar entrando en recesión, es demasiado pronto todavía para ver cómo el
brexit está afectando a la producción.
El Banco de Inglaterra mantuvo su previsión de
crecimiento para este año en el 2,0 por ciento, después de que en el
primer semestre se expandiese más rápido de lo que esperaba en mayo.
Pero recortó drásticamente la proyección para 2017 del
2,3 por ciento al 0,8 por ciento, una rebaja superior a la reigstrada
con ocasión de la crisis financiera. Las perspectivas de crecimiento
para 2018 se rebajaron al 1,8 por ciento.
El Banco de Inglaterra también revisó
considerablemente al alza sus expectativas de inflación tras la mayor
devaluación de la libra desde la crisis financiera, previendo ahora una
tasa del 2,4 por ciento en 2018 y 2019. La comisión de política
monetaria dijo que el coste por intentar poner en línea los precios con
el objetivo del 2 por ciento en el futuro inmediato sería mayor que su
beneficio.
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